peligros en la montaña

El auge de domingueros multiplica por cuatro los rescates en el monte

Varios excursionistas pasean por el puerto de la Bonaigua.

Varios excursionistas pasean por el puerto de la Bonaigua.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / Barcelona

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Casi 800 personas han vagado en algún momento este año perdidas -a veces también heridas- por los bosques catalanes. Excursionistas desorientados, boletaires inexpertos, alpinistas extraviados o ciudadanos que simplemente habían ido a pasar el día al campo y que, sin saber muy bien cómo, se despistaron y acabaron tomando una senda incorrecta. Los clásicos domingueros, vaya. Hasta el pasado 30 de noviembre, los bomberos de la Generalitat tuvieron que salir en busca de 404 personas extraviadas por el monte en Catalunya y al rescate de otros 369 aficionados perdidos en montañas, cuevas o zonas de difícil acceso.

A pesar de la proliferación de teléfonos móviles y GPS, el fenómeno va a más, avisan los bomberos de la Generalitat. En la última década, aseguran, se han multiplicado por cuatro las salidas para buscar a personas desorientadas en el monte. En alta montaña, en cambio, la tendencia se ha moderado desde que se empezó a aplicar, hace ya más de un año, el decreto por el que los imprudentes son castigados a abonar el coste de su rescate.

«Faltan conocimientos del medio natural, una base teórica para ir al bosque», lamenta Sebastià Massagué, jefe de los Grupos de Operativos Especiales de los bomberos de la Generalitat. Hace años, observa Massagué, el monte no era tan accesible como ahora -entre otras cosas, porque muchos caminos eran intransitables- y los excursionistas se movían con precaución. «Ahora van equipados con móviles de última generación, pero no saben interpretar un mapa o no son capaces de ver en qué ladera de la montaña se encuentran», dice el jefe de emergencias. La tecnología, reconoce, invita a pecar de exceso de confianza.

TOMAR REFERENCIAS / Frente a las aproximadamente 150 personas que los equipos de salvamento tuvieron que localizar en el año 2000 tras haberse extraviado o desorientado en el bosque, «ahora se realizan entre 450 y 500 salidas anuales», afirma. En muchos casos, habría bastado con que el excursionista «prestase atención al lugar donde deja aparcado el coche, con que observase a su alrededor y tomase cuatro referencias espaciales para poder orientarse después», recomienda Massagué.

La dirección general de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamentos de la Generalitat afronta la campaña de invierno con preocupación, después de un otoño en que la alta afluencia de visitantes en el bosque ha elevado de forma significativa el número de búsquedas.

«Este año hemos tenido que salir a por 71 boletaires perdidos, cuando en el 2009 fueron 44», indica una portavoz del organismo. La tendencia al alza continuó el pasado puente de la Constitución (fuera ya de la temporada de setas), cuando en cinco días se extraviaron nueve personas en toda Catalunya. En uno de los casos, la búsqueda se complicó y fue necesario poner en marcha un helicóptero. En alta montaña se realizaron siete rescates, cuatro de ellos con helicóptero. En los próximos meses, hay que extremar el cuidado, «porque anochece antes y hace más frío», avisa la misma portavoz.

CURSOS DE FORMACIÓN / La solución, aseguran bomberos y excursionistas federados, pasa por la formación. «Igual que se imparte en los colegios clases de civismo y ciudadanía, quizá se tendría que enseñar también a los escolares conocimientos básicos sobre cómo orientarse y comportarse en la montaña», sugiere Lluís Simó, miembro de la junta de la Federació d'Entitats Excursionistes de Catalunya (FEEC). La propuesta, «que podría asumir la Escola Catalana d'Alta Muntanya», opina Simó, cuenta también con el apoyo de la Guardia Civil y otros cuerpos encargados de tareas de rescate.