EL ENGORROSO LEGADO DE LA BURBUJA INMOBILIARIA

Un problema de altura

RAFA JULVE / BARCELONA
RAFAEL MORALES / TARRAGONA

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Quisieron cambiar árboles por farolas y tierra por ladrillos hasta donde alcanzara la vista y acabaron plantando centenares de grúas que languidecen en el olvido de las obras abandonadas. En la Costa Daurada, en el Garraf, en la Costa Brava, en los alrededores de Barcelona... es fácil localizar ayuntamientos que tratan de sacarse de encima el engorroso legado que les han dejado las empresas constructoras que se fueron al traste tras la explosión de la burbuja inmobiliaria. El Vendrell (Baix Penedès) se ha convertido en el ejemplo más notorio tras el derrumbe de un elevador de 30 metros de altura la semana pasada. A raíz de aquel siniestro, el consistorio advirtió de que lleva abiertos 20 expedientes.

En el municipio vecino de Calafell tampoco son ajenos a este problema. Fuentes municipales aseguran que han solicitado información a los responsables de«medio centenar»de obras y grúas abandonadas. Con esta acción intentan que queden garantizadas las medidas de seguridad, aunque no siempre es fácil.«La mayoría de las empresas responden de forma positiva, pero hay otras que no tienen dinero para desmontar las plumas o no hay nadie que se haga cargo de ellas»,advierte un portavoz.

Pasar la factura

Cuando se dan situaciones como esta última (en concreto, Calafell

tiene actualmente 10 expedientes abiertos a obras con grúas paradas), el ayuntamiento puede intentar resolver el problema por sí mismo y pasar la factura a la compañía infractora, aunque recuerda que«para entrar en una obra se necesita primero una orden judicial».

Por la vía de los tribunales van precisamente los pasos del Ayuntamiento de Cunit, que hoy mismo tiene previsto pedir al juzgado que le permita entrar en una obra abandonada para desmontar una grúa«puesto que la empresa ha hecho caso omiso»de sus requerimientos. En cambio, el propietario de otro elevador (el segundo aparato que causaba inquietud en la población) ha accedido finalmente a desarmarla«a lo largo de esta semana»,aseguran fuentes del consistorio.

Quien no ha respondido a los llamamientos municipales es la compañía que montó una pluma en la urbanización Els Corralets de Vandellòs-L'Hospitalet de l'Infant (Baix Camp). La constructora, que se ha declarado en suspensión de pagos, sigue dando la callada por respuesta, lo que ha incrementado la inquietud vecinal de una localidad habituada, día sí, día también, a las embestidas del viento. Lo mismo que Castelló d'Empúries (Alt Empordà), cuyos habitantes rebajaron los temores a unatramuntanadacuando un aparato que no paraba de moverse fue trasladado fuera del pueblo hace poco más de un año.

Recogidas de firmas

La presión ciudadana fue uno de los factores que contribuyeron a solucionar el problema en Cubelles (Garraf). Hace más de seis meses,«los vecinos organizaron una recogida de firmas y al final se consiguió que un juez autorizara la retirada de una grúa porque la constructora estaba inmersa en un concurso de acreedores»,explica un portavoz del ayuntamiento.

Más o menos por la misma época se resolvieron dos rompecabezas heredados de la debacle del ladrillo en Sant Cugat y en Mataró. En la avenida de Cerdanyola de la ciudad del Vallès Occidental, donde los técnicos de urbanismo llegaron a efectuar una valoración sobre lo que costaría desmontar un artefacto tan voluminoso, consistorio y dueño del aparato llegaron finalmente a un acuerdo y se evitaron males mayores. En la capital del Maresme, la apertura de un expediente al propietario de una grúa situada cerca de una escuela se solventó también con un final raudo y feliz. Pocos días después, no quedaba ni rastro del mecano.

Los que también han recibido un toque de atención son los dueños de cuatro grúas instaladas en Lloret de Mar (Selva), que deben aportar un certificado técnico que avale que la máquina está en buenas condiciones. Si no lo hacen, se exponen a una multa inicial que va de 300 a 3.000 euros, y si siguen sin hacerlo, a otra de 6.000 euros. En Castelldefels (Baix Llobregat), en cambio, la única grúa que según el ayuntamiento está parada tiene licencia hasta mayo, por lo que no puede ser expedientada.