El trato de los animales

La Generalitat se declara incapaz de evitar que los mataderos burlen la ley

Corderos listos para el sacrificio, según el rito islámico, en el matadero de Girona, el jueves pasado.

Corderos listos para el sacrificio, según el rito islámico, en el matadero de Girona, el jueves pasado.

FERRAN COSCULLUELA / Girona

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Los defensores de los animales, las asociaciones de consumidores han reaccionado con indignación ante la noticia, publicada ayer por este diario, de que los mataderos aprovechan la excepción legal del sacrificio islámico (halal) para saltarse a la torera la obligación de aturdir al ganado antes del degüello. Un abuso que tras salir a la luz ha dejado en el aire una pregunta: ¿Qué hace la Administración para poner coto a esta anomalía? La respuesta la dio ayer el responsable del área de Salut Alimentària de la Generalitat, Lluís Picart, quien, aunque reconoció que se está haciendo un «uso inadecuado y excesivo» de una singularidad pensada para una confesión minoritaria, alegó que el Gobierno catalán «no puede hacer nada para evitarlo».

Picart recordó que la normativa actual es la trasposición de una directiva europea. Una ley con una «grieta» que es aprovechada por la industria para matar a los animales por el ritohalala pesar de que buena parte de su carne se vende posteriormente en carnicerías convencionales sin que se informe al consumidor de que esos animales han sido sacrificados sin un aturdimiento previo.

REAL DECRETO / El responsable de Salut Alimentària afirmó que ni la UE ni la Generalitat son partidarias de eliminar la excepción del sacrificio religioso prevista por la ley. «La vía no es prohibir, sino legislar un poco más y dar más información a los consumidores», afirmó. En este sentido, apuntó que el Gobierno español está a la espera de que la UE se pronuncie sobre un real decreto en el que se exige a las carnicerías que etiqueten la carne de los animales sacrificados sin aturdimiento.

Picart insistió en que no todos los imanes que supervisan el sacrificio islámico se oponen al aturdimiento, aunque admitió que son mayoría. Por ello, afirmó que otra estrategia sería fomentar este procedimiento compasivo entre las distintas corrientes del islam que en la actualidad no quieren aplicarlo.

El optimismo del responsable de Salut Alimentària no es compartido por Carme Méndez, presidenta de la Asociación para la Defensa de los Derechos de los Animales (ADDA), que no entiende por qué la Administración es tan beligerante con el burka y otras costumbres que atentan contra los derechos de la mujer y sin embargo se muestra permisiva «con los derechos de los animales, que también son una conquista europea». Méndez explicó que en Francia tienen un problema parecido y que algunas asociaciones proteccionistas de aquel país están luchando por el mismo problema.

La presidenta de ADDA destacó que los animales que se emplean en la experimentación y los que se destinan al consumo humano «son los más olvidados», y acusó a la Conselleria d'Agricultura, encargada de hacer cumplir la normativa sobre bienestar animal, de ser «una pared» que hace caso omiso a las denuncias que presenta su asociación.

EJEMPLO NÓRDICO / Marta Esteban, presidenta de la plataforma La Tortura no es Cultura, denunció que la industria de la alimentación está convirtiendo la vida de los animales de crianza en un «holocausto» con el objetivo de ahorrar costes. Esteban pidió que se siga el ejemplo de países como Suiza, Suecia y Noruega en los que no se permite el sacrificio sin aturdimiento, y animó a los consumidores a informarse mejor de los productos que compran y a seguir modos de vida más equilibrados y saludables, como el vegetariano.

César Béjar, representante en Lleida de la Associació General de Consumidors, afirmó que la administración debe aportar más transparencia sobre la producción de los alimentos. En este sentido destacó que es necesario que se garantice la «trazabilidad» (seguimiento de los pasos a los que es sometido un producto desde su origen hasta su consumo) y emplazó a los ciudadanos a preocuparse más por la calidad de los alimentos.

Respecto al etiquetaje de la carne procedente de un animal que ha sido sacrificado sin aturdimiento, Béjar señaló que puede ser «un paso adelante», aunque observó que, si en Catalunya se ha conseguido prohibir los toros, «también es posible abolir otras prácticas que son igual de crueles».