Puigdemont avisa de que el Govern "no lo dejará estar" si el Ejecutivo central veta el referéndum

El 'president' plantea unas votaciones con una ratio de urnas por habitante similar al de unas elecciones convencionales

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Tanto como regalar libros y rosas, los políticos catalanes han convertido en tradición lanzar mensajes a favor o en contra de la independencia y la autodeterminación aprovechando la fiesta  de Sant Jordi. La Diada de este domingo, la quinta 'procesista', no podía ser menos, y el 'president' Carles Puigdemont hasta repitió la costumbre de difundir su mensaje ante los corresponsales extranjeros en una rueda de prensa en la que expresó su compromiso con llevar adelante el referéndum de secesión y lanzó un aviso al Ejecutivo de Mariano Rajoy si logra impedir el plebiscito: "No nos vamos a ir a casa. No vamos a dejarlo estar".

Puigdemont quiso así dejar claro que el veto al referéndum no significaría que el debate independentista quedara zanjado. Ahora bien, al ser preguntado sobre una hipotética declaración unilateral (DUI), el jefe del Govern quiso dejar claro que no contempla "ningún escenario que no sea votar". Dicho esto, tampoco quiso polemizar con el vicepresidente Oriol Junqueras, que hace unos días desempolvó la posibilidad de una DUI, y atribuyó las palabras del líder de ERC a la idea de que su Ejecutivo no se quedará con los brazos cruzados ante un eventual veto de la consulta aunque por ahora no hable de planes alternativos. Un referéndum del que el mandatario nacionalista aportó algún dato más: su intención es fijar la fecha antes de irse de "vacaciones" (suelen ser en agosto), y otro objetivo pasa por organizar unas votaciones con una ratio de urna por habitante similar al de unas elecciones convencionales, no como ocurrió el 9-N, cuando fue mucho menor.

RECOGIDA DE FIRMAS

Puigdemont, que rechazó laposibilidad de que en ese plebiscito puedan participar los extranjeros residentes en Catalunya porque la consulta debe "asemejarse al máximo" a las normas que actualmente hay para comicios como los generales o los autonómicos, tuvo una jornada completa. Asistió a la misa de Sant Jordi y a la bendición de las rosas en el Palau de la Generalitat, bailó sardanas, asisitió a la carpa que los impulsores del Pacte Nacional pel Referèndum pusieron en la Rambla de Barcelona (aparte de distribuir "5.000 voluntarios" para recoger firmas) y, ya desde primera hora de la mañana, en su discurso institucional, lanzó los primeros dardos al PP. Aparte de sentencias de tipo poético –"hay que hacer del libro y la rosa nuestra arma más poderosa"–, el mandatario nacionalista aprovechó para reprochar "a los herederos polìticos de aquellos que persiguieron la cultura catalana" que ahora quieran lucir Sant Jordi atribuyéndose el plan de querer erigir la fiesta como patrimonio universal de la Unesco. 

La respuesta del otro lado no se hizo esperar, y el líder del PPC, Xavier García Albiol, afirmó que Puigdemont y Junqueras se harían ricos escribiendo una "novela de ficción" como lo es, en su opinión, el procés. Además, el dirigente popular coincidió con la líder de Ciutadans en Catalunya, Inés Arrimadas , al acusar al Govern de politizar el día de Sant Jordi, mientras que en otra dinámica, Xavier Domènech (En Comú Podem), tras estampar su firma por el referéndum, consideró "extraño" que el Ejecutivo de JxSí esté "continuamente confirmando" que hará la consulta, como si no lo tuviera claro. Al margen de los partidos, el arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, aprovechó la misa de Sant Jordi en el Palau de la Generalitat para llamar a «tender puentes» y evitar así la "confrontación" y la "división".