EXALCALDE DE VITORIA

La "mano dura" de Maroto con los inmigrantes

El nuevo vicesecretario sectorial del PP estuvo rodeado de polémica por unas declaraciones sobre las ayudas sociales a extranjeros

Javier Maroto.

Javier Maroto. / periodico

AITOR UBARRETXENA / SAN SEBASTIÁN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Javier Marotorecién nombrado vicesecretario sectorial del PPPP, se ha ganado a pulso su fama de usar "mano dura" con los inmigrantes. Recurrió en el 2011 a este mensaje, centrado en denunciar usos abusivos de las ayudas sociales, y consiguió ser alcalde de Vitoria con una amplia ventaja respecto al segundo, el PNV. En las pasadas elecciones recurrió a la misma estrategia, y repitió victoria, también con un holgado margen respecto a EH Bildu. Sin embargo, su política, fuertemente criticada por la oposición, acabó dejandole sin aliados, y se ha visto desalojado por el peneuvista Gorka Urtaran gracias a los votos de la coalición independentista, PNVSumando-Hemen Gaude Irabazi.

Sus polémicas declaraciones en torno a la inmigración han levantado rechazo y adhesiones a partes iguales. Ha logrado sintonizar con una parte del electorado que le aplaude cuando afirma que "los argelinos y marroquís no quieren trabajar, sino vivir de las ayudas sociales". En repetidas ocasiones ha denunciado el "escándalo" que supone el "fraude de la renta de garantía de ingresos", aunque ha desligado a los "latinoamericanos" de esas prácticas porque "ellos tienen voluntad de integrarse". Hay que tener en cuenta que en Vitoria el porcentaje de extranjeros no llega al 10%, aunque está por encima de la media vasca, que es el 6,8%. Marroquís, colombianos y argelinos son las tres nacionalidades extranjeras con más empadronados en la capital alavesa.

Además de repetidas acusaciones de "abusos" e irregularidades en la recepción de las ayudas, se opuso a la construcción de una mezquita en los bajos de unas viviendas de un barrio obrero, hasta el punto de ser expedientado por el Ararteko, el defensor del pueblo vasco. También acusó a algunos jóvenes inmigrantes de ingresar al mes 800 euros de ayudas públicas, lo que les permitía "ir con zapatillas de Prada". Y en otra de sus iniciativas, puso en marcha un plan de defensa del comercio local que incluía una fuerte regulación de los bazares chinos y los locutorios de la ciudad, para impedir nuevas aperturas en determinadas zonas, al tiempo que impulsó una exhaustiva investigación sanitaria en los "kebabs" de la ciudad, que provocó el cierre de varios de ellos.

ROPA EN LA PISCINA

Pero pocas decisiones han sido tan controvertidas como la que tomó justo hace un año, cuando ordenó, tras ver la fotografía de una mujer magrebí dentro de una piscina pública vestida con la típica túnica islámica, que se prohibiera el acceso de personas "vestidas" al agua.

Los colectivos de apoyo a los inmigrantes abanderaron de inmediato las protestas, y el caso acabó en las televisiones de medio mundo.

Actitudes como estas provocaron que Maroto tuviera que declarar incluso ante el fiscal superior del País VascoJuan Calparsoro, a raíz de una denuncia presentada por SOS Racismo por incitación al odio y contra los derechos de los extranjeros. La denuncia fue finalmente archivada.

Sin embargo, su estilo ha sido muy criticado por el resto de fuerzas políticas, que le han acusado de alimentar un discurso xenófobo y populista en busca de votos. Maroto se justifica al asegurar: "Digo lo que se dice y se piensa en la calle". Y añade que "hay gente que está hasta el rabo de la boina de la gente que viene a vivir de sus impuestos". Incluso esta misma semana, tras verse apeado de la alcaldía, ha prometido que "seguirá llamando a las cosas por su nombre". Toda una declaración de intenciones, toda vez que ha anunciado que compaginará su labor en el Ayuntamiento vitoriano con su nuevo cargo en el PP.