EL 'ANNUS HORRIBILIS' DE UN CLAN

Oriol Pujol, la locuacidad muda

El exdelfín de Mas, objeto de filias y fobias dentro y fuera de Convergència, evita los focos mediáticos y ha regresado a la empresa

Oriol Pujol, durante su comparecencia en el Parlament, el pasado 2 de marzo.

Oriol Pujol, durante su comparecencia en el Parlament, el pasado 2 de marzo. / FERRAN SENDRA

FIDEL MASREAL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El político más locuaz de Convergència ha enmudecido. Evita a los medios de comunicación. Evita la política. Y la política, y parte de su partido, le evita a él, pese a que acumuló poder e información.

Tanto que todo estaba preparado para que, después de Artur Mas, el liderazgo convergente recuperase el apellido del fundador. Pero el 'expresident' estaba preocupado. Pedía informes sobre su hijo a propios y extraños. «¿Demasiado 'echao p'alante'?», preguntaba.

Oriol Pujol estuvo en todos los despachos con su estilo sarcástico, con el que podía llamar «cabrón» con ánimo cariñoso a su interlocutor, y que levantaba el teléfono enseguida para dar una orden, para facilitar, para influir. Habrá que ver, judicialmente, si para favorecerse. Dicen quienes estuvieron en el partido durante años muy a su lado que nunca le vieron traspasar la frontera de la influencia al tráfico de influencias. Otros, hoy, no ven clara la foto de la cúpula flanqueándole en el Palau de Justícia cuando fue a declarar por el 'caso ITV''caso ITV', en el que está imputado por cohecho y falsedad documental, por haber cobrado a cambio de influir en operaciones empresariales.

¿A qué se dedica ahora? 'El País' publicó en junio que trabaja de comercial para una empresa de frascos de cristal, para lograr clientes en el exterior. Es decir, lo más alejado de la política activa y poniendo, si conviene, tierra de por medio. En CDC los hay que defienden que está pagando y pagará él la confesión del padre, por ser el único político que quedaba en la familia. Y defienden que su figura era controvertida, como lo es la de todo dirigente que ha de tomar decisiones. «Vivo todo esto desde la distancia pero es amigo mío y por tanto con dolor», afirma uno de sus más cercanos en CDC.

La última presencia pública de Oriol Pujol fue en el Parlament. Ya no llegó flanqueado por la cúpula. Declaró su inocencia. Dijo no tener dinero en el extranjero ni haber regularizado nada. Lanzó dardos. Midió palabras. Su tesis es que su imputación tiene que ver con el proceso soberanista. Es un ataque al partido y a Catalunya.

Tras ese día, el silencio. Tanto ha desconectado Oriol Pujol que su blog, tras meses de inactividad, está ocupado ahora por textos sobre cigarrillos electrónicos.