ONG denuncia supuestas torturas de opositores a la junta militar en Tailandia

ONG denuncia supuestas torturas de opositores a la junta militar en Tailandia

Las torturas "más frecuentes" eran "palizas y patadas" pero también les ponían bolsas de basura en la cabeza o descargas eléctricas en los genitales

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La ONG Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) denunció hoy supuestas torturas de al menos 13 opositores y críticos del golpe de Estado del pasado 22 de mayo y la junta militar en Tailandia. En un comunicado, la FIDH pidió al primer ministro tailandés, Prayuth Chan-ocha, que invite al relator especial de la ONU para la Tortura, Juan Méndez, para que investigue las denuncias de maltrato de disidentes a manos de soldados tras la asonada.

"Han empezado a surgir una serie de serias alegaciones de tortura. Si el primer ministro Prayuth no tiene nada que esconder, debería permitir la entrada del relator especial de la ONU para dirigir una investigación independiente de las alegaciones", indicó el presidente de FIDH, Karim Lahidji.

Según la ONG, los detenidos denuncian que fueron sometidos a torturas y maltratos para que dieran información a los uniformados sobre sus conexiones políticas o forzar confesiones. "Los detenidos describían tener las manos y los pies atados durante días y, en algunos casos, con los ojos vendados. Palizas y patadas eran métodos frecuentes de tortura según los detenidos", refiere la organización en el comunicado.

Otras formas de tortura denunciadas eran el uso de bolsas de plástico en la cabeza o descargas eléctricas en los genitales, así como simulacro de ejecuciones en centros militares en Bangkok o en las provincias del noreste. El pasado 2 de agosto, la activista tailandesa Kritsuda Khunasen, de 27 años, denunció haber sido torturada el tiempo que pasó bajo arresto militar tras la asonada militar.

Kritsuda narró en una entrevista que le ataron las manos y los pies durante días, le propinaron palizas y le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza hasta que perdió el conocimiento entre el 27 de mayo y el 24 de junio pasados. Según la ley marcial vigente en Tailandia, las autoridades no pueden detener a nadie más de siete días sin cargos, pero la activista aseguró que los soldados la obligaron a firmar un documento en el que ella había pedido la extensión de su cautiverio "por razones de seguridad".

Otro supuesto caso es el de Worawut Thuagchaiphum, un estudiante al que los militares amenazaron con hacerlo desaparecer y asesinarlo por protestar contra el golpe de Estado. El Ejército de Tailandia se hizo con el poder el pasado 22 de mayo en un golpe incruento, aunque detuvo a centenares de políticos, activistas y periodistas, incluida la ex primera ministra Yingluck Shinawatra, que pasó bajo custodia militar varios días.

La mayoría de los detenidos fueron liberados tras firmar un documento en el que se comprometían a no interferir con las autoridades golpistas. Los militares aseguran que acometerán reformas en el sistema para acabar con la corrupción antes de celebrar elecciones legislativas en 2015.