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Nadie sabe nada

JOAQUIM COLL

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Mariano RajoyyArtur Masdicen no saber nada de los escándalos que les acechan. Ambos trasladan todas las responsabilidades a sus tesoreros. Tras meses de silencio, el primero solo reconoció ayer que se había equivocado al confiar en un «falso inocente», mientras nuestropresidentúnicamente aceptó lo inevitable. Si hay condena CDC devolverá el dinero, pero descarta por completo dimitir. La verdad es que, en este terreno,Rajoyjuega con algo ventaja, pues alcaso Bárcenas todavía le queda un largo periplo hasta que el magistradoPablo Ruz emita un auto dando por finalizada su labor.

En cambio, la instrucción penal delcaso Palauestá lista para juicio y las conclusiones del juezJosep Maria Pijuan son demoledoras para el partido deMas.Los indicios apuntan a un caso extraordinariamente grave de financiación ilegal, mediante un modus operandi bastante sofisticado, diferente en cualquier caso de las formas ramplonas utilizadas por el PP, que durante años regó con generosos sobresueldos a su cúpula directiva. Los convergentes, en cambio, procedían a través del Palau, que hacía de pantalla gracias al dúo corsario formado porMilletyMontull,ávidos comisionistas tanto o más queBárcenas.Dicho esto, tienen razónRajoyyMascuando insisten en que hay que respectar la presunción de inocencia, que la acusación tiene que demostrar la culpabilidad y que, en elcaso Palau, el demoledor auto judicial no es definitivo. Ahora bien, el presidente del Gobierno no puede ignorar que se ha quedado sin autoridad y que su marcha sería el primer gesto de la regeneración democrática de la que nos habló ayer. Igualmente, tampoco es admisible queMasanuncie que no va a asumir ninguna responsabilidad política si en el juicio CDC fuera condenada como partícipe a título lucrativo. Su dimisión comopresidentde la Generalitat es una exigencia que, llegado el caso, toda la oposición, incluida ERC, debería hacer, más si cabe cuando tanto apela hoy el soberanismo a la radicalidad democrática.

Quien tampoco sabe nada ahora es elconsellerAndreu Mas-Colell. O mejor dicho, lo que no sabe bien es qué hacer. El déficit a la carta se ha quedado lejos de sus expectativas finales. Mucho no se puede quejar porque CiU votó la ley de estabilidad presupuestaria con la que el PP está sometiendo a las autonomías a un duro ajuste. El dilema del Govern y de ERC es enorme. Si no hay cuentas para este año, más difícil será hacerlas para el siguiente con solo un 1% de déficit. ¿Puede funcionar la Generalitat dos años seguidos sin elaborar presupuestos? En realidad, sí puede, ya que son contractivos, y el Govern ya está recortando a troche y moche. Pero gobernar sin presupuestos es poco serio y abundaría en los argumentos de acabar el 2014 con unas nuevas elecciones. Si esto es lo que de verdad quiereMas,por ahora nadie sabe nada.