Las mujeres de la CUP: "No hemos venido a gustar"

Las féminas anticapitalistas responden a las agresiones machistas recibidas en persona y en las redes

Acto de la CUP en contra de la ola de insultos y descalificaciones machistas contra sus diputadas.

Acto de la CUP en contra de la ola de insultos y descalificaciones machistas contra sus diputadas. / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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"Soy Anna Gabriel y soy una puta, traidora y malfollada por defender unos Països Catalans libres, socialistas y feministas y por denunciar la impunidad de la extrema derecha. ¡Por Guillem Agulló (joven valenciano asesinado por los ultras en 1993)!". "Soy Gabriela Serra. Tengo 64 años y soy gorda, fea y vieja. Pero que se me recuerde por mi lucha en estos 64 años en pos de la igualdad de toda la humanidad". Gabriel y Serra fueron dos de las voces que se han oido este martes en un acto ruborizante para una sociedad en pleno siglo XXI.

Y es que la CUP ha dicho este miércoles basta a una serie de aberrantes ataques machistas hacia algunos de sus componentes, las mujeres, a lo largo de los tres meses que ha durado la pugna con CDC por investir un 'president'. Estos ataques verbales, tanto en persona como a través de las redes sociales han desembocado en que una veintena de ellas se citaran en la plaça del Rei para lanzar un aviso conjunto: "No hemos venido a gustar, ni a ser reconocidas por nuestro físico o carácter. Estamos aquí para luchar por nuestros derechos y cuando nos tocan a una, nos tocan a todas".

'YO ACUSO'

Fueron algunas de ellas las que tomaron el micro para hacer su particular 'yo acuso', repitiendo los vergonzantes epítetos recibidos simplemente por defender una idea política. Tras Gabriel y Serra fue Eulàlia Reguant la que tomó la palabra: "Soy retrasada, estúpida y corta por defender una salud y una educación pública de calidad", ha afirmado entre los aplausos de sus compañeras.

En la lectura del manifiesto, y con la retórica propia de la CUP, se denunció la violencia machista y "patriarcal", en el marco de "una ofensiva asquerosa, machista y violenta" por parte del "neoliberalismo" que pretende que las mujeres cumplan "sumisas y obedientes" los trabajos que, hasta que llegaron los recortes, eran propios de "la administración", en referencia a los cuidados a la tercera edad, por ejemplo.

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