LA ENCRUCIJADA DEL SOCIALISMO

Medio grupo del PSC presiona a Navarro para evitar el cisma

El líder del PSC, Pere Navarro, y el portavoz del grupo parlamentario, Maurici Lucena, el pasado 22 de enero.

El líder del PSC, Pere Navarro, y el portavoz del grupo parlamentario, Maurici Lucena, el pasado 22 de enero.

JOSE RICO
BARCELONA

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La jugada de poner a los críticos entre la espada y la pared en la votación de la solicitud de la consulta soberanista al Congreso no le ha funcionado a la dirección del PSC, que busca cortafuegos para evitar que el jueves se desate un incendio de grandes proporciones. A menos de una semana de esa votación, la unidad de voto de los 20 diputados socialistas sigue sin estar garantizada y la presión al jefe de filas, Pere Navarro, para que se replantee la posición del partido rebasa ya a los cinco parlamentarios que rompieron hace un año la disciplina de voto, y que no descartan por ahora repetir su gesto. Según fuentes del grupo, al menos una decena de diputados verían con buenos ojos la abstención si ello ahuyenta el fantasma de la fractura. Uno a uno están exponiendo sus opiniones al líder, que les ha citado para calibrar el peligro real de cisma el día 16.

Entre los que ya han pasado por el despacho de Navarro figura la exconsellera Marina Geli, de la corriente díscola Agrupament Socialista, que le planteó el jueves la posibilidad de conceder libertad de voto. Ayer recibió a Joan Ignasi Elena, promotor de la otra plataforma crítica, Avancem, que se decanta por la abstención como «posición de mínimos que facilitaría el consenso». Por la abstención se manifestó esta semana también el alcalde de Lleida, Àngel Ros, que tiene cita con Navarro el lunes.

Más allá de los críticos, fuentes del grupo aseguran que diputados más afines a la cúpula, como los barones provinciales Juli Fernández (Girona) y Xavier Sabaté (Tarragona), han transmitido al primer secretario la necesidad de explorar vías de solución ante el riesgo de que un nuevo episodio de indisciplina conlleve expulsiones en el grupo o, aún peor, una escisión en el PSC. Una preocupación que, según las mismas fuentes, también tienen previsto expresarle el portavoz del partido, Jaume Collboni, y la alcaldesa de Santa Coloma, Núria Parlon. Eso sí, a pesar de la presión, ninguno de ellos se muestra dispuesto a desobedecer la orden final que dé Navarro.

La cúpula no quiere ni oír hablar de reconsiderar el voto negativo a la proposición de CiU, ERC e ICV-EUiA y CUP porque eso supondría rectificar el mandato del consejo nacional, convocado de forma precipitada en noviembre precisamente en busca de esa rotunda posición, y Navarro, según fuentes de su entorno, está advirtiendo a los críticos de que las indisciplinas «acarrearán consecuencias» y que la abstención o la libertad de voto «ni se plantean».

FORMATO ENCORSETADO / ¿Cuál sería entonces la solución? Algunos diputados insisten en que el consenso pasaría por defender un documento alternativo que abogue por el diálogo y por una consulta legal y pactada. «Se trata de dotar de contenido nuestro no para que se distinga del no del PPC y Ciutadans», señala un diputado. El formato del debate del jueves impide presentar enmiendas, por lo que el PSC debería trasladar su propuesta a otro pleno o a la comisión de estudio del derecho a decidir.

El entorno de Navarro no descarta por completo esta posibilidad, aunque asegura que ninguno de los diputados díscolos ha propuesto texto alguno en sus reuniones con el primer secretario. El lunes puede ser el día clave para resolver el embrollo porque los socialistas reúnen a su ejecutiva. Si no es así, la última oportunidad la tendrán, en principio, el martes, cuando se reunirá el grupo parlamentario. El desenlace es impredecible.