Mas y ERC ganan tiempo

Artur Mas, rodeado de militares, durante la misa en la basílica de la Mercè, este miércoles.

Artur Mas, rodeado de militares, durante la misa en la basílica de la Mercè, este miércoles. / periodico

XABIER BARRENA / FIDEL MASREAL / BARCELONA

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La reunión que el miércoles 17 de septiembre mantuvieron en las dependencias del Parlament el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el líder oficial de la oposición, Oriol Junqueras, sirvió para salvar un pacto que, como se había puesto de relieve en el debate de política general que se celebraba en esos días, empezaba a hacer aguas. Según fuentes conocedoras del contenido de la conversación, Mas aseguró en ese encuentro al líder republicano que «hasta donde él pudiera» iba a seguir adelante con la consulta del 9-N. Es decir, que no iba a resignarse a dar por muerto el proceso cuando el Tribunal Constitucional acuerde sus supensión.

La actitud comprometida de Mas pilló por sorpresa a los republicanos. Después del discurso con el que el jefe del Ejecutivo catalán abrió el debate de política general, el lunes 15, la cúpula de Esquerra dio por hecho que CiU «ya había elegido» y se preparó poco menos que para asistir a las exequias del 9-N. En esta línea cabe entender la intervención de Junqueras al día siguienteJunqueras, «con el cuchillo en los dientes», según reconoce un miembro de su entorno. «Todos sabíamos que el Estado no nos dejaría votar», afirmó entonces el líder de ERC, que exigió a la federación que sea consecuente con todas las medidas que han votado en el Parlament, a riesgo de mostrarse indignos de su cargo si no lo hacían. En ese momento, el divorcio entre los dos dirigentes estaba servido.

LO QUE HAY QUE SABER / «Hasta donde nosotros sabemos, estamos de acuerdo con Mas», afirma ahora, una semana después, un destacado dirigente republicano. ¿Quiere ello decir que saben que hay cosas que no saben? «Nosotros sabemos lo que hemos de saber». Esta conversación tan socrática con un miembro de la cúpula de ERC hace desvanecer la posibilidad de que, en los últimos días, Junqueras haya estado haciendo un Tarradellas cuando ha asegurado que coincidía con Mas después de semanas de desencuentros (desde su reunión del 7 de agosto). El presidente de la Generalitat en la transisición, a la salida de una desastrosa reunión con Adolfo Suárez,  dijo aquello de «ha ido bien, maravillosamente bien». CiU también ve reforzado los pactos con su socio, tras la cita del miércoles.

En este contexto, Esquerra dice no saber qué medidas concretas tomará Mas, ni cuando firmará la convocatoria de la consulta. Todo eso, arguyen, es potestad del jefe del Ejecutivo. Fuentes de CiU aseguran que Mas no se quedarán de brazos cruzadosy tomará medidas pese a la previsible suspensión del Constitucional.

En la reunión del miércoles 17, Mas también quiso limar asperezas, y aseguró que las voces de CiU (Santi VilaJoana OrtegaJoan Rigol) que habían descartado llevar a cabo una consulta sin aval del Estado habían surgido en la agosticidad motu proprio, sin consigna alguna por su parte.

Por su parte, Junqueras le comunicó a Mas que ERC no desea en absoluto que se celebren unas elecciones anticipadas al Parlament y que si el Govern lleva adelante la consulta «hasta donde pueda», el compromiso de sustentar a la federación hasta el 2016 sigue en pie. CiU preferiría agotar legislatura para preparar estructuras de Estado y convocar a las urnas con una lista unitaria.

TERCER GIRO / La del miércoles de la semana pasada fue la tercera vez que Mas, con «un giro copernicano», había permitido salvar un pacto que empieza a acumular desgarros. La primera fue en la misma negociación del acuerdo, cuando poner fecha a la consulta era anatema. Mas sorprendió, en especial a Unió, al aceptar in extremis el plazo del 2014. Pero con una cláusula de salvaguarda.

La segunda fue con el pacto por la fecha y la pregunta: ERC no  aceptaba una pregunta en la que no se interpelara directamente a los ciudadanos por la independencia de Catalunya. Mas se oponía. Hasta que la aceptó, eso sí, en un formato de pregunta en árbol. Varios dirigentes de ERC consultados coinciden en que ya no saben si definir a Mas como alguien desesperado o, eso temen, como un jugador de póquer mucho más avezado de lo que a priori parece. ¿Se fía ERC de CiU? Tanto como en el 2012. Pero reconocen que, hasta ahora, Mas no ha faltado a su palabra. ¿Se fía CiU de ERC? Hoy por hoy, responden, hay buena sintonía. Siempre que no aparezca el partidismo.