Euskadi toma ejemplo
Lo único en lo que están de acuerdo los partidos vascos respecto a las elecciones catalanas es que se puede aprender mucho. Pero cada cual interpreta el 27-S a su manera. Populares y socialistas lo ven como una muestra de los riesgos que acecharían a Euskadi si se emprende la senda soberanista. Y EH Bildu y PNV confirman que sus estrategias son irreconciliables: los primeros apuestan por abrazar el independentismo catalán, pero los segundos reniegan de las prisas y defienden «la vía vasca».
Los peneuvistas miran con cierto recelo la estrategia de Convergència. No conviene olvidar que su aliada natural siempre ha sido Unió, con la que, de hecho, comparten reticencias respecto a la eficacia de la apuesta de Artur Mas.
El PNV prefiere apostar por una vía pactada con el Estado para profundizar en el autogobierno, sin rupturas abruptas. Ni el ejemplo catalán ni la presión de la izquierda aberzale son suficientes para variar un rumbo que les ha sido provechoso y con buenas expectativas electorales. El lendakari, Íñigo Urkullo, afirmaba ayer en una entrevista en El Correo que la sociedad vasca «tiene unos retos que afrontar, como la reactivación económica y la convivencia política normalizada, y tenemos que saber construir una sociedad cohesionada; será cuanto tengamos esos mimbres cuando se pueda plantear a la sociedad vasca qué es lo que quiere para su futuro». Solo entonces, añadía, se podría debatir la «unión voluntaria» de Euskadi a España.
Con todo, el PNV no ha dudado en apoyar a Mas, especialmente tras su imputación por el 9N. El presidente de los nacionalistas vascos, Andoni Ortuzar, considera que el 27-S ha supuesto «un aval popular más que suficiente» para continuar el camino hacia la independencia. Su partido interpreta que en los comicios hubo un 60% de votos a favor del derecho a decidir, una reclamación con la que el PNV se siente cómodo porque no implica el impulso inmediato de un proceso secesionista.
Tensas relaciones
La lectura del 27-S muestra las tensas relaciones entre EH Bildu y el PNV, sobre todo en Guipúzcoa. El líder de la coalición aberzale, Hasier Arraiz, ha enviado un mensaje a los peneuvistas mediante su felicitación «al pueblo catalán» por los resultados obtenidos por Junts pel Sí y la CUP. Su alegría se empaña al comprobar su imposibilidad para seguir el ejemplo de Catalunya, pese a que los nacionalistas vascos suman el 60% de los votos en el Parlamento de Vitoria. La conformación de un «núcleo duro» nacionalista es una quimera, sobre todo tras el pacto PNV-PSE en todas las instituciones. Pello Urizar, secretario general de EA, comprende a los independentistas catalanes que critican la falta de decisión de los vascos: «No será porque desde EH Bildu no lo hemos intentado…».
Los socialistas apuestan por la reforma constitucional como paso previo a la revisión del Estatuto de Gernika. Y el PP cree que el 27-S debe servir a los nacionalistas para aprender que los ciudadanos siempre optan por «la convivencia». Pero la auténtica preocupación del PP vasco es que la caída de votos del partido en Catalunya sea preludio de otro desplome en Euskadi en las generales.
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