Condenados a 299 años los etarras Iparraguirre y Badiola por volar una comisaría de la Ertzaintza

El coche bomba, colocado por los terroristas el 21 de septiembre del 2008 en Ondarroa, causó graves daños y heridas de consideración a 13 agentes y 5 civiles

Ibón Iparraguirre, en enero del 2010, custodiado por la policía.

Ibón Iparraguirre, en enero del 2010, custodiado por la policía. / VPW/PSQ

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La Audiencia Nacional ha condenado a 299 años de cárcel a los etarras Ibón Iparraguirre y Asier Badiola como responsables del atentado con coche bomba contra la comisaría de la Ertzaintza de Ondarroa (Vizcaya) en el 2008, que causó graves daños y heridas de consideración a 13 agentes y 5 civiles.

La sección segunda de la Audiencia condena a cada uno de los dos terroristas a 221 años de cárcel por intentar asesinar a 13 ertzainas, otros 60 años por intentar matar a los civiles, así como a 18 años por un delito de estragos terroristas, ya que el atentado causó daños a 85 vehículos y 425 viviendas de la localidad.

También les condena como responsables civiles al pago de los desperfectos y a indemnizar a los agentes de la policía vasca en cantidades de entre 25.000 y 272.000 euros, y a los cinco civiles con entre 6.000 y 50.000 euros.

Colocación del coche bomba

Los hechos ocurrieron el 21 de septiembre del 2008, cuando, según la sentencia, los dos etarras, que habían recibido la orden de atacar la comisaría de la Ertzaintza de Ondarroa, condujeron el coche bomba hacia la localidad elegida.

Badiola condujo el automóvil que actuó de lanzadera e Iparraguirre, por su parte, aparcó el coche bomba junto a la entrada de la comisaría y activó el sistema de iniciación del artefacto. Además, lanzó dos cócteles molotov, que llevaba preparados, contra la calzada, para evitar que pasaran automóviles.

La sentencia narra que el coche bomba explotó a las cuatro y media de la madrugada del 21 de septiembre produciendo un cráter en la calzada de tres metros de radio y 20 centímetros de profundidad.

Daños materiales

La bomba ocasionó grandes daños en la fachada, estructura e interior de la comisaría tasados en más de un millón y medio de euros, en numerosos vehículos por valor de 309.000 euros y en los edificios cercanos por casi tres millones.

La sentencia concluye que los dos etarras son responsables de un delito de asesinato en grado de tentativa "por la forma en que se ejecuta la acción mediante la utilización de un coche bomba colocado sin previo aviso junto a la entrada de la comisaría".

Para condenarles, la Audiencia se basa en la declaración que prestó en sede judicial Iparraguirre, en la que reconoció la participación de ambos en el atentado.

Acusación de torturas

Aunque los dos alegaron luego que habían sufrido torturas, la sección no da credibilidad a estas denuncias porque cuando los forenses examinaron a Iparraguirre no dijo haber sufrido malos tratos.

En el juicio celebrado el pasado febrero, Iparraguirre aseguró que Badiola no tuvo relación alguna con el atentado, pero, según destaca el tribunal, en la sala de vistas tampoco afirmó que lo declarado supuestamente bajo tortura fuera cierto o erróneo.

Según la sentencia de la Sala, presidida por Ángel Hurtado, en agosto del 2008, los dos etarras, detenidos en el 2010, se dirigieron a Francia para reunirse con Garikoitz Aspiazu, alias 'Txeroki', quien les dio las instrucciones de que tenían que atentar contra una comisaría de la Ertzaintza.

Para llevar a cabo la acción, 'Txeroki' comunicó a los acusados dónde tenían que recoger el coche bomba, señalándoles el aparcamiento del polideportivo de Escoriaza.

Una semana después de recibir el encargo, Iparraguirre, disfrazado con una gorra y una capa, aparcó el coche bomba junto a la entrada de la comisaría de Ondarroa y activó el sistema de iniciación del artefacto.