LA ENCRUCIJADA SOCIALISTA

Sánchez reta a los críticos y confía en sellar un acuerdo con Podemos

Sánchez, junto a varios de los líderes territoriales del PSOE, a finales de septiembre.

Sánchez, junto a varios de los líderes territoriales del PSOE, a finales de septiembre. / DAVID CASTRO

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Pedro Sánchez cree que ya ha pasado lo peor. Su núcleo duro denuncia que el pasado lunes, durante el tenso comité federal en el que las federaciones más importantes del PSOE reclamaron un congreso cuanto antes para relevar a la dirección, hubo un amago de maniobra para que el secretario general dimitiera, pero que la "conspiración" fue abortada porque los barones críticos percibieron que no iban a ser mayoritaria. Bien por el recogimiento asociado a los días navideños, bien porque varios líderes territoriales han postergado la lucha debido a la imagen de ensimismamiento orgánico que están transmitiendo, bien porque dudan de su capacidad para reemplazar al líder (las tres versiones corren por el PSOE), la presión ha disminuido. Y Sánchez se considera vencedor del primer asalto. Tanto, que sus colaboradores confían ahora en sellar un acuerdo con Podemos, partido que se reúne este domingo para abordar los posibles pactos.

"Las negociaciones con Podemos van a ir muy bien", señala un cercano colaborador del secretario general. A pesar de que los principales barones aseguren que el único camino es la repetición de elecciones (con mayo y junio como fechas más probables), de que estos mismos líderes hayan impuesto a Sánchez que solo negocie con Pablo Iglesias si renuncia al referéndum en Catalunya y de que quieran quitarle de en medio en el menor tiempo posible, el aún líder socialista confía en sus posibilidades de llegar a la Moncloa con sus 90 diputados, el peor resultado del PSOE en todo el periodo democrático.

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EL PAPEL DE RIVERA

Tal y como lo ve el entorno de Sánchez, la condición de que Iglesias reniegue del derecho a decidir fue una exigencia de Susana Díaz, la presidenta de Andalucía, llamada a sustituir al secretario general, para "sabotear" la negociación. Pero la actual cúpula socialista cree que aun así puede haber acuerdo con la fuerza morada. "Hay muchas propuestas que nos unen, sobre todo las sociales", explican fuentes de la dirección. El ejemplo a seguir, continúan, es el de Baleares, donde los socialistas gobiernan gracias a Podemos y los econacionalistas de Més. Sin embargo, Sánchez y su núcleo duro descartan un entendimiento con el independentismo catalán para lograr la investidura (el PSOE solo sumaría 161 escaños con Podemos e IU). En su lugar, apuestan por la abstención de los 40 parlamentarios de Ciudadanos. "A quien menos le interesa la repetición de elecciones es a Albert Rivera", sostienen.

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Todas estas hipótesis son tachadas de "irreales" por el sector crítico, liderado por Díaz e integrado, entre otros, por el valenciano Ximo Puig, el castellano-manchego Emiliano García-Page, el asturiano Javier Fernández y, con más dudas, el extremeño Guillermo Fernández Vara. "Con 90 diputados no se puede gobernar. Puedes ser investido, pero no gobernar. Y menos con Podemos", sostiene un dirigente andaluz, que subraya las dificultades que habría para acordar la política económica y la territorial.

EL CAMBIO DE CARTEL

Este sector, sobre el que en principio se inclinaría la balanza orgánica (de los territorios importantes, solo Madrid y Catalunya apoyan a Sánchez), cree que la única salida pasa por otras elecciones con un nuevo candidato. De ahí que quieran un congreso con celeridad, para evitar el riesgo de que repita el secretario general. Las miradas se dirigen a Díaz. Varios barones dicen temer el avance de Podemos si los comicios se repiten, pero subrayan que la presidenta de la Junta ya mostró su perfil ganador en las andaluzas del pasado marzo.

Mientras tanto, Sánchez, a quien buena parte de su partido no quiere como líder, intenta ser presidente del Gobierno.