Catalunya, pendiente del 21-D

El resultado de las generales influirá en las próximas etapas del 'procés'

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NEUS TOMÀS / BARCELONA

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Según los partidos soberanistas, las elecciones de este domingo no tienen por qué modificar el panorama catalán. Pero está por ver si, además de ser una consigna de campaña para activar al electorado independentista, acabará siendo una certeza. Sirva de pista que más de un dirigente, tanto de CDC como de ERC, cuando se les pregunta en privado, reconoce que el resultado de las generales podría condicionar las estrategias a seguir también en Catalunya. Las últimas dos semanas, la mayoría de las siete fuerzas con posibilidad de obtener representación (con la duda de Unió a quien los sondeos dejan fuera del Congreso), han ido a asegurar su granero. Los que más han arriesgado han sido ERC, con un candidato, Gabriel Rufián, que no deja indiferente, y En Comú Podem, con su explícita apuesta por el referéndum. Si, como auguran las encuestas, la fuerza morada se hace con el primer puesto (hace cuatro años lo ocupó CiU, con 10 escaños para Convergència y seis para Unió), la vía de la consulta ganará protagonismo.

Lo que está claro es que, con graduaciones distintas, todos los aspirantes a la Moncloa han acabado reconociendo que abrir el diálogo es imprescindible para resolver el conflicto. Otra cosa es qué entienden unos y otros por dialogar. Para Mariano Rajoy y Albert Rivera implica mejorar la financiación de Catalunya y del resto de comunidades perjudicadas por el actual sistema. Pedro Sánchez va más lejos y aboga por una reforma (acotada) de la Constitución. Y para Pablo Iglesias la solución incluiría la celebración de un referéndum. La combinación aritmética que tenga más posibilidades de fructificar a partir del día 21 permitirá intuir cuál de estas opciones se acaba imponiendo.                                           

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Antes, en Catalunya habrá que despejar otra incógnita: la investidura (o no) de Artur Mas. Durante la campaña, Junts pel Sí y la CUP han proseguido con sus negociaciones aunque para saber cómo acaba habrá que esperar a la asamblea del domingo 27, en la que la militancia de la fuerza anticapitalista deberá decidir entre cuatro propuestas. Dos incluyen apoyar al líder convergente y otras dos mantienen su rechazo. Si Democràcia i Llibertat, la marca convergente para estas generales, no obtiene un buen resultado, estará en peores condiciones para hacerse valer ante Esquerra y la CUP. Y, sobre todo, será un mal augurio para Convergència cara a convocar nuevas autonómicas en marzo.

SILLAS VACÍAS

Todos los partidos han notado el cansancio del electorado, quien más y quien menos ha tenido problemas para llenar en los mítines, y en más de un acto han quedado decenas de sillas vacías. Le ha pasado incluso al PSC, que en otro tiempo llenaba el Palau Sant Jordi,  aunque desde el equipo de Carme Chacón aseguran que tras el cara a cara entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez han comprobado cómo su gente se activaba. Los socialistas confía en atraer votantes que todavía se declaran indecisos pero que a la vez rechazan que el PP siga al frente del Ejecutivo central.    

Ciudadanos, que empezó la carrera como primero en los sondeos, solo ha movilizado a los suyos cuando el protagonista era Albert Rivera, e incluso así pincharon en Tarragona, una de las plazas que les es más propicia. Su candidato, Joan Carlos Girauta, ha combinado los actos en Catalunya con visitas a otras comunidades. En CDC y ERC han tirado de Artur Mas y Oriol Junqueras para movilizar a los suyos. En el caso convergente, dado el perfil bajo por el que ha optado Francesc Homs, que empezó con ataques a la CUP y ha acabado defendiendo que la independencia llegará con o sin pacto con el Estado, el gancho electoral continúa siendo Mas. Convergència ha ido a preservar votos en sus feudos dejando el área metropolitana para los republicanos. Y, según los sondeos internos de ERC, no le irá mal. Es también en el área metropolitana donde Podemos se la juega. Xavier Domènech  ha combinado los actos en familia con mítines multitudinarios para los que se ha servido del tirón de Pablo Iglesias, que como Sánchez se ha desplazado tres veces a Catalunya, y del de Ada Colau que, esta vez sí, se ha implicado en la campaña.