LA CORTINA DE HUMO
Guatemala y Guatepeor
Se ha disparado la desconfianza entre los principales actores del proceso soberanista
Primero vino la sacudida al constatarse que el 9-N no saldría adelante la consulta pactada. Y después llegó la duda ante la elección de la vía alternativa a emprender a partir de ese momento. Ante ello, básicamente los tres actores principales, CiU, ERC y el tándem ANC-Òmnium, solo comparten a fecha de hoy una cosa: la sensación de tener que elegir entre Guatemala o Guatepeor. Salida perfecta saben que no la hay. Todas las posibles plantean dudas, un hecho especialmente grave cuando entre unos y otros se ha disparado la desconfianza. Y además bastante complejo de resolver si, como es el caso, unos están por el cómo, los otros por el qué y los terceros reclaman el cuándo.
En CiU han llegado a un punto de colapso en cuanto a asumir en solitario todo el desgaste del proceso. Consideran que con el marcaje implacable del Gobierno de Mariano Rajoy la consulta estaba abocada a no poderse celebrar con garantías. Tienen claro que Oriol Junqueras y Joan Herrera tenían esto presente y asumido, pero que los han dejado solos a los pies de los caballos. Es en este sentido que para tirar adelante con la opción de unas elecciones plebiscitarias quieren asegurarse como mínimo tener a ERC del todo embarcada con ellos. ¿Cómo? Con una lista unitaria. Porque no se fían, igual que Esquerra no se fía de ellos. Pero en el caso de los republicanos, esto se manifiesta en una exigencia de prioridad también clara pero muy diferente: «Con lista unitaria o no, queremos saber para qué tienen que servir las urnas. ¿Para hacer qué? Y nos lo tienen que concretar, y sin más metáforas presidenciales, por favor, que lo entienda todo el mundo», dice uno de los hombres de Junqueras.
En el frente asociativo, Òmnium es quien hasta el momento más ha alzado la voz ante el Govern, y hoy hará un acto importante. Uno de sus dirigentes lo tenía claro el viernes: «El Onze de Setembre le pedimos al president Artur Mas que pusiera urnas. Ahora le pedimos que ponga fecha». El cuándo. No pueden esperar mucho más. Y es que todo ello también tiene tensionadas a las dos grandes plataformas sociales que más y mejor explican el éxito de movilización soberanista de los últimos tiempos y que deben garantizar un 9-N con participación digna.
Uno de los hombres de Mas lo tiene claro: «No somos un club de amigos, y ni falta que hace, pero tenemos que restablecer urgentemente la confianza». Prometían una composición que gustaría, pero de momento les ha quedado un cuadro bastante prosaico, a muchas manos. ¿Nombres que generan cierta confianza entre desconfiados? Marta Rovira (ERC), Jordi Turull (CiU), Carme Forcadell (ANC), Muriel Casals (Òmnium) y los jefes de gabinete de Mas y Junqueras, Joan Vidal de Ciurana y Lluís Juncà. Tienen que empujar mucho.
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