EL PERIÓDICO invita a los lectores a participar el día 14 de julio en un debate en la sede del diario sobre la regeneración política

Primera enmienda

Dentro de su iniciativa 'Entre todos', EL PERIÓDICO ha reunido a seis expertos en Ciencia Política para debatir sobre la reforma de la ley electoral, una de las reivindicaciones del movimiento de los indignados. El objetivo es aportar propuestas para cubrir el déficit de representatividad del sistema vigente, así como analizar de forma crítica si la estrategia de los partidos en esta negociación ayuda o no a combatir la creciente desafección.

Los expertos advierten a los partidos de que errarán si reducen la ley electoral a una fórmula

JOSE RICO
BARCELONA

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Mientras las calculadoras de los partidos echan humo para estimar qué fórmula electoral les resulta más favorable a sus intereses, los expertos y la sociedad en general (más o menos indignada) comienza a advertirles de que no están entendiendo el mensaje. De que pretenden empezar la casa por el tejado o, mejor dicho, blindar el techo bajo el que cobijarse sin cambiar los cimientos del viejo edificio. Seis expertos en Ciencia Política convocados por EL PERIÓDICO DE CATALUNYA para un debate sobre la ley electoral coinciden en una misma consigna: la reforma será en balde si solo consiste en modificar la fórmula que transforma los votos en escaños. Una ley electoral es mucho más, y la ciudadanía, hoy, reclama actitudes políticas claras a favor de la transparencia a cambio de su mayor implicación en el sistema.

Los profesores Josep Maria Vallès, Joan Botella, Eva Anduiza, Joaquim Colominas, Jaume Magre y Ana Sanz interpretaron la crisis de la política como el resultado de unas dinámicas partidistas atrofiadas, endogámicas, poco ejemplarizantes. Y para muestra, la manera en que CiU y PSC han comenzado a negociar por enésima vez una ley electoral catalana inexistente en 32 años. «Una ley de dos partidos pactada a puerta cerrada en un despacho quedará muy deslegitimada», afirma Sanz. Viejas formas frente a exigencias de renovación. «El buen modelo será el que sirva para transformar el funcionamiento de los partidos para que estos no lo acaben secuestrando», sostiene un escéptico Vallès, conocedor de los entresijos de la política desde que fue conseller de Justícia.

«La fórmula es un elemento importante, pero no es el único mal, ni la única solución», advierte Colominas, que pone sobre la mesa uno de los grandes reproches ciudadanos a los partidos: a la gente se le demanda mucha participación un día cada cuatro años, se le da las gracias y hasta las siguientes elecciones. Frente a esta tendencia más que consolidada, la meta es la democracia directa. O una combinación de esta y la actual democracia representativa, que para Magre no es más que un «mito», a tenor de las protestas ciudadanas. «Una no sustituye a la otra. Necesitamos las dos», defiende Anduiza.

VOLANTE, FRENO Y ACELERADOR / Incorporar los referendos a la cultura política española y catalana es una idea atrayente. «Acabamos de ver que en Italia se puede enmendar la plana a un primer ministro, y eso motiva a la gente», argumenta Botella. Parafraseando a los expertos suizos -otro Estado con enraizada cultura consultiva-, Sanz resume con una metáfora cuál debería ser el objetivo final de una ley electoral: «En un país, el gobierno tiene que llevar el volante, pero el pueblo debe controlar el freno y el acelerador». Llegados a este punto, el brainstorming está servido. Anduiza aboga por desdramatizar las listas abiertas o desbloqueadas, en las que los electores pueden marcar a candidatos de distintos partidos. Solo objeta que, según cómo se articulen, podría haber un sesgo progresista o conservador a la hora de elegir a los candidatos.

Vallès se declara «indiferente» ante esta propuesta porque la considera inocua en términos políticos. «En Suiza tienen lista abierta y la participación no ha subido», añade. En cambio, el exconseller se pregunta si los ciudadanos podrían implicarse en la elaboración de listas al margen de los partidos. Sanz también pone pegas a las listas abiertas y recuerda que este sistema es incompatible con la paridad, ya que no garantiza la igualdad en los parlamentos.

Por el contrario, es partidaria de gestos de compromiso político más sencillos, como debates sectoriales entre partidos a menudo, y no solo durante los 15 días de campaña. Botella suscribe el planteamiento y, en paralelo, defiende una propuesta que lleva su firma en la iniciativa legislativa popular de Ciutadans pel Canvi: el Parlamento acordeón. Consistiría en aumentar o disminuir el número de diputados según la participación, a modo de premio o castigo. Otra idea, más famosa, es la de dejar escaños vacíos para computar el voto en blanco, que, al desecharse, favorece a los grandes partidos. Magre discrepa al entender que una silla vacía «no representa a nadie».

OBLIGACIONES LEGALES / «Hace falta un equipamiento experto del Parlament», reivindica Vallès, firme defensor de las primarias como método obligatorio de elegir a los candidatos de las fuerzas políticas. La limitación de mandatos sale a relucir en boca de Sanz: «Hay personajes que llevan demasiado tiempo y eso se debería acotar por ley». Magre recuerda que la mayoría de diputados suelen estar una sola legislatura. La tormenta de ideas se completa con una concreta exigencia de transparencia por parte de Vallès: una ley que permita al ciudadano acceder a cualquier información de una Administración. A diferencia del tópico, «hay más información de la que decimos, pero falta esfuerzo».

De todo esto, recuerdan los expertos, todavía no se les ha escuchado ni una palabra a los partidos. CiU y PSC están enfrascados en desentrañar el sistema electoral alemán, que tantos adeptos tiene. Los seis coinciden en que es un buen modelo, porque combina, con el doble voto, proporcionalidad y cercanía entre diputado y elector. Pero avisan de que es imposible calcarlo en Catalunya. Botella explica que la irregular distribución de la población hacen inservibles las provincias y las comarcas como circunscripciones. Hay que trocear el país. Colominas acepta el reto y aboga por agrupar o dividir comarcas, si es necesario.

MICROSISTEMAS LOCALES / El informe que elaboraron para el Govern un grupo de expertos la pasada legislatura proponía las veguerías como circunscripciones, pero ni siquiera estas macrocomarcas (que CiU ha enviado a la nevera) sortear los marcados desequilibrios demográficos. Pese a todo, Botella asegura que el sistema actual catalán aleja demasiado a representante y representado, pero garantiza un alto grado de proporcionalidad, a diferencia de lo que sucede con la ley española.

Sanz se distancia de la germanofilia e insiste sus recelos hacia los grandes partidos: «Es sospechoso que solo estén hablando del sistema alemán». Y es que esta fórmula suele generar parlamentos bipartidistas. Quizá por ello, reclama osadía. «Hay que inventar un modelo, no copiarlo». Lo que puedas hacer o soñar, ponte a hacerlo, dijo Goethe. Por cierto, alemán.