MEMORIA HISTÓRICA

Tortosa vota este sábado si retira el monumento franquista del Ebre

monumento-franco-tortosa-2

monumento-franco-tortosa-2 / periodico

SÍLVIA BERBÍS / TORTOSA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

50 años de vida, desde que el dictador Francisco Franco inauguró en abril de 1966 aquella flecha enorme clavada en el corazón del río Ebre, y 32 años de controversias no resueltas respecto a su encaje democrático, sustentan el monumento más popular de Tortosa. Este sábado, el mayor ejemplo de la simbología del régimen franquista de Catalunya, paradójicamente, se somete al dictamen que emita la ciudadanía. A través de una votación popular, los 'tortosins' dirimirán si el monumento puede seguir eludiendo la ley de la memoria histórica sin ser retirado de la vía pública, pero sometiéndose a una “reinterpretación” no concretada, o si debe extraerse del lecho del río y convertirse en pieza de museo. Desde primeras horas de este sábado se han registrado importantes colas de ciudadanos para votar en esta consulta. A las 13.00 horas habían votado 2.780 personas, un 9,6% del censo electoral. Un total de 28.500 vecinos mayores de 16 años tienen derecho a participar.

Tortosa está estos días convulsa por revivir un debate histórico que arrastra, con altos y bajos, desde principios de los años 80. El monumento ha resistido a las sucesivas mociones llevadas al pleno desde entonces --en una ocasión, incluso salvado in extremis por el voto de calidad del entonces alcalde convergente Vicent Beguer, argumentando que con la eliminación de los elementos más flagrantemente predemocráticos era suficiente-- y los partidos políticos, que nunca han unido la mayoría suficiente para retirarlo, han optado ahora por buscar la intercesión de la ciudadanía para avalar cualquier decisión. 28.500 vecinos mayores de 16 años tienen en su agenda de este sábado la opción de cambiar la imagen de la ciudad, desposeyéndola de lo que para algunos nunca ha dejado de exaltar la memoria de los vencedores de una guerra que se ensañó con las comarcas del Ebre, o aplicando un cambio de imagen, “una reinterpretación” que le permita pasar a “promover la memoria histórica y la paz”, según el enunciado de la consulta.

El hecho de someter a consulta la continuidad de un símbolo franquista, recogido en el Cens de Simbologia Franquista del Memorial Democràtic de la Generalitat, causó en primer lugar perplejidad a instituciones del país como Òmnium Cultural y la Comissió per la Dignitat, que niegan su legitimidad y creen que habría que derrocar la estructura sin votación alguna. No obstante, el referéndum está avalado por cuatro de los partidos con representación municipal (CiUERCMovem Tortosa y el PSC) y rechazado por la CUP y el PP, obviamente por motivos dispares. El Parlament de Catalunya, el Síndic de Greuges, el Parlament de Catalunya, la ANC, los sindicatos CCOO, UGT, USOC, y medio centenar de personalidades del mundo de las letras y la cultura han exigido públicamente la retirada.

Pero la consulta ha incomodado incluso a algunos de los grupos que la defienden. Es el caso de ERC, cuya dirección nacional rechazaba el votación, pero cuyo grupo municipal decidió incluirla en su pacto de gobernabilidad con CiU. Los republicanos votarán en contra de la persistencia del monumento, como Movem Tortosa y los socialistas. A última hora, el alcalde Ferran Bel (CiU) anunció su voto por la “reinterpretación”, la opción que también toman otros cinco concejales convergentes, mientras que los otros dos votarán por la retirada. El resto de Catalunya observa más atento que nunca este nuevo episodio de un debate que quizá llegue al final, medio siglo después, o se perpetúe como lleva haciendo más de 30 años.