MIRADOR

¿Choque de trenes o vía 'catalan friendly'?

MARÇAL SINTES

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La crisis y la situación de Grecia fueron los asuntos estrella de las jornadas de reflexión organizadas por Esade y Caixa Catalunya en el monasterio de Sant Benet de Bages. Pero también, y con mucha fuerza, el cambio político que se prevé en España tras el 20-N, cuando, si las previsiones aciertan, el PP obtendrá una holgada mayoría absoluta. La duda que planeó en Sant Benet es clara: ¿qué actitud adoptará Mariano Rajoy y su gobierno ante Catalunya?

A modo de respuesta se alzan dos hipótesis. La segunda de ellas, a su vez, con dos variantes. Están los que, convencidos de que Rajoy es un moderado, confían en que logrará embridar las pulsiones anticatalanas tan enraizadas en el PP. Y no solo éstas, sino también la agresiva presión que ejercerán sobre el próximo gobierno los medios de comunicación madrileños más broncos y españolistas. Creen que, siendo presidente, Rajoy no se apartará del moderantismo. Para ellos, el jefe popular atesora carácter suficiente para imponer la estrategia del diálogo, la colaboración y el pacto. De explorar la vía catalan friendly, incluso. Mariano Rajoy sería radicalmente moderado.

La segunda hipótesis, mayoritaria, es la contraria. O sea, que, aunque tal vez Rajoy sí sea un moderado, no hay dique que pueda con el tsunami anticatalán. Un tsunami alimentado desde la esfera política, pero también por la prensa madrileña, muchos jueces, sectores empresariales y altos responsables del aparato del Estado. La sentencia contra el Estatut, los ataques al catalán en la escuela o la insultante demagogia sobre los toros constituirían un anticipo de lo que nos espera. En Sant Benet, Miquel Roca advirtió de que la reforma constitucional exprés de PSOE y PP es el prólogo de otro cambio: el de una nueva ley electoral para enviar a los partidos nacionalistas «a galeras».

Una variante de esta hipótesis del «choque de trenes» (en expresión de Duran Lleida) es la del puño de hierro en guante de seda. Moderantismo en las formas, pero recentralización y minorización de Catalunya en la acción concreta. Fue el temor que quedó en la atmosfera de San Benet tras la intervención de José María Lasalle, considerado uno de los intelectuales más escuchados por Rajoy. Lasalle, que se declara liberal, se expresó con elegancia, pero conceptos como eficiencia administrativa, eliminación de duplicidades, etcétera, que el profesor enfatizó -y que ayer Sánchez-Camacho dejó caer también en el Parlament-, dispararon las alarmas de un auditorio compuesto por empresarios, profesores y periodistas catalanes. El lunes, cuando el sol se acababa de poner en Sant Benet, Mas, por su parte, prometió a los presentes, y por extensión a todos los catalanes, que no va a arrugarse ni a dejarse engatusar, que no va a hacer «el paperina».