Las consecuencias del 28-N

El Gobierno presiona al PSC para que facilite la investidura de Mas

Montilla y Jáuregui conversan durante un mitin del PSC en Mataró, el pasado 16 de noviembre.

Montilla y Jáuregui conversan durante un mitin del PSC en Mataró, el pasado 16 de noviembre.

JUAN RUIZ SIERRA / Madrid

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La debacle del PSC en las elecciones catalanas provocó sensaciones contradictorias en el Gobierno y el PSOE. Preocupación, porque más allá del énfasis oficial en señalar al tripartito y las cuestiones identitarias como causantes, junto a la crisis, del pésimo resultado, los socialistas admiten en privado que lo ocurrido en Catalunya prefigura lo que puede pasar en las autonómicas y municipales de mayo. Pero la derrota también fue un alivio. Por un lado, el mayor factor de desgaste para José Luis Rodríguez Zapatero antes de que llegara la recesión económica -la alianza del PSC con los independentistas- ha dejado de existir. Por otro, la vuelta de CiU a la Generalitat conlleva una inmejorable oportunidad para que la federación nacionalista apoye, junto al PNV y Coalición Canaria (CC), las reformas económicas. Y ahora el Ejecutivo presiona al PSC para que no entorpezca el anhelado acuerdo en Madrid dificultando la investidura de Artur Mas.

Un gesto de este tipo «puede ser inteligente», dijo el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, en una entrevista que publicó ayer Europa Press. Jáuregui argumentó que así el líder de CiU no tendría que estar «pendiente de posiciones extremas»; señaló que comprende que al PSC le pueda interesar «marcar de entrada una posición de oposición», pero también ligó la actitud que desea de los socialistas en Catalunya al hipotético pacto con los nacionalistas en Madrid, un pacto que el Ejecutivo no necesita para sacar adelante sus medidas -para eso le bastan los votos de vascos y canarios- pero que le daría más estabilidad.

El acuerdo, apuntó el ministro, es «previsible». Ofreció dos motivos. El primero es que las elecciones «ya han sido y la disponibilidad al acuerdo y a la negociación es mayor». El segundo pasa, según Jáuregui, porque la llegada de CiU al Govern provoque que la federación tenga «cierta comprensión» hacia los «problemas de la crisis». «De hecho, Mas está ya en ello», dijo el titular de Presidencia. Las reformas a apoyar son tanto las aprobadas por el Gobierno el pasado viernes, que serán debatidas en el Congreso la próxima semana -privatizaciones del 49% de AENA y del 30% de loterías del Estado, gestión privada de El Prat y Barajas, reducción del impuesto de sociedades, desaparición de la ayuda de 426 euros para los parados de larga duración, etcétera-, como la de las pensiones, que el Ejecutivo quiere tener lista a finales de enero.

PRECEDENTE / Al inicio de esta legislatura, Jáuregui ya fue partidario de un pacto económico estable con CiU en lugar de la geometría variable que Zapatero ha abandonado tras el acuerdo con PNV y CC. Solo que entonces, siendo él número dos del grupo socialista -después fue europarlamentario hasta que el jefe del Ejecutivo lo llamó de vuelta-, el PSC gobernaba y ahora, no. El panorama que se le dibuja a los socialistas catalanes es similar al de la época de Felipe González, cuando no tuvieron las manos libres para hacer oposición porque los nacionalistas eran el sostén parlamentario del Gobierno.