La convocatoria

Montilla fija el 28-N las elecciones «más trascendentes de la historia»

El 'president', José Montilla, tras finalizar su declaración institucional en la que anunció la fecha de las elecciones, ayer en el Palau de la Generalitat.

El 'president', José Montilla, tras finalizar su declaración institucional en la que anunció la fecha de las elecciones, ayer en el Palau de la Generalitat.

JOSE RICO / Barcelona

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El 28 de noviembre del 2006, José Montilla tomaba posesión de su cargo «como el más humilde de los servidores del pueblo de Catalunya». Justo cuatro años después, ese mismo pueblo tendrá la ocasión de enjuiciar si el 128º presidente de la Generalitat ha sabido «guiar un breve momento del milenario paso de las generaciones», por seguir con los versos de Salvador Espriu en La pell de brau. Y es que la solemnidad y la sensación de cita histórica marcaron no solo la breve alocución en la que Montilla convocó a los catalanes a las urnas el próximo 28-N, sino también las reacciones de todos los partidos. Hubo unanimidad: Catalunya afronta las elecciones «más trascendentes» de su historia reciente.

Pocas veces un presidente apela en segunda persona a los ciudadanos: «Con vuestro voto decidiréis mucho más que una mayoría, un presidente o un programa de gobierno. Decidiréis qué camino debe seguir Catalunya, no en una legislatura, sino, seguramente, en toda una generación». Montilla convierte así los novenos comicios autonómicos en un plebiscito que dictaminará, además de la labor de siete años de tripartito, el futuro de la relación entre Catalunya y España. Si Catalunya renueva su apuesta por la pedagogía con España o si, en cambio, enfila otra senda en una dirección de incierta viabilidad.

DEBATE IDENTITARIO / El president parece tener claro que el modelo de Estado superará en protagonismo a la crisis económica durante la campaña electoral, sobre todo porque el independentismo está envalentonado desde el recorte del Estatut por el Tribunal Constitucional. De ahí su advertencia a los catalanes de que, aun hastiados de la política, no se dejen llevar por la retórica fácil y el populismo. «Pido a los ciudadanos que se informen a fondo, piensen en las consecuencias de su voto y decidan en libertad», reclamó Montilla.

La solemnidad de la declaración institucional no evitó que pudieran leerse entre líneas veladas críticas a la oposición, con el patrón que Montilla sigue desde hace meses de contraponer su obra de gobierno al proyecto que propone CiU bajo la bandera de un difuso derecho a decidir. «Los retos que tenemos planteados no se resuelven con eslóganes ni con descalificaciones simplificadoras. Hacen falta ideas y soluciones, decir la verdad y hablar claro», avisó.

El plan de Montilla consiste en recuperar todo lo que se ha perdido del Estatut mediante negociaciones con el Estado, algo que rechazan CiU y ERC. Ante el riesgo de una acentuada polarización de la campaña en torno al autogobierno, el president reclamó a los partidos dos «principios irrenunciables»: «juego limpio en la acción electoral» y «claridad en las propuestas políticas». Prueba de la pulsión independentista fue la rápida reacción (negativa) que tuvo en algunos sectores el hecho de que Montilla repitiese en castellano un pasaje de su declaración. Reagrupament y las juventudes de Unió Democràtica censuraron el gesto.

Para intentar que la temperatura baje algún grado, el president no ha evitado utilizar a su favor la prerrogativa que le facultaba para elegir el día de las elecciones. El 28-N está lo bastante alejado de varios focos de tensión que pueden distorsionar la estrategia del PSC. En dos meses, por ejemplo, da tiempo para que se vislumbren los primeros frutos del plan de rescate del Estatut. Hoy se reúne la comisión delegada del Gobierno central para analizar el desarrollo de la Carta catalana, antes de que, también este mes, la comisión bilateral ponga en marcha el plan.

ACUERDO INMUNE / Una estrategia que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero convirtió ayer en inmune a un eventual cambio de inquilino en el Palau de la Generalitat. «El acuerdo con Montilla va más allá de estas elecciones. Es un compromiso de fondo con lo que siente la mayoría de la sociedad catalana», afirmó.

De igual modo, Montilla piensa que en dos meses estarán sofocados los posibles rescoldos que deje la huelga general del 29 de septiembre contra la política económica del Gobierno del PSOE, uno de cuyos miembros, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, aterrizará de nuevo en Catalunya para intentar servir de revulsivo a unas huestes socialistas que hoy salen mal paradas de los sondeos.

Los partidos parecieron imbuirse del llamamiento crucial de Montilla. Todos subrayaron la trascendencia de las elecciones y se adueñaron de la bandera del cambio, aunque cada uno lo aplicó a su conveniencia. Para CiU y el PPC, el cambio es acabar con el tripartito. Para ERC, virar la nave catalana hacia la independencia. Para ICV-EUiA, anclar el Govern en la izquierda. Y para el PSC, sin perder la moral, alcanzar «68 diputados o más».