El debate sobre el estado de la nación

El éxito del 10-J subirá el tono de CiU, ERC e ICV contra Zapatero

Joan Herrera (izquierda) y José Antonio Alonso, ayer en el Congreso.

Joan Herrera (izquierda) y José Antonio Alonso, ayer en el Congreso.

PILAR SANTOS / ALBERT OLLÉS
MADRID

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Ala espera de pactar una resolución unitaria contra la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatut, los partidos catalanes que son oposición parlamentaria en Madrid ya tienen un primer punto de encuentro para el debate sobre el estado de la nación que se inicia hoy: el ataque sin concesiones contra José Luis Rodríguez Zapatero. Una estrategia que era coincidente –con matices– en materia económica, y que avivaba la proximidad de las elecciones, pero que ahora, tras el fallo del TC y el éxito de la marcha del 10-J, subirá varios grados su tono crítico.

La intervención del portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, es de las más esperadas. La federación es el socio preferente del Ejecutivo para acordar la reforma laboral y su discurso será clave para conocer el punto de cocción del pacto. El PSOE espera una soflama poco amistosa de Duran, pero con gestos de mano tendida. El problema es que, tras los últimos acontecimientos, el dirigente democristiano deberá hacer más equilibrios de los habituales.

ERC tiene las manos más libres. Joan Ridao oficializará en el debate una nueva ruptura con Zapatero después de fracasar el último intento de llegar a acuerdos en la reforma laboral. El marcado tono soberanista de la manifestación celebrada el sábado en Barcelona obligará a Ridao a intensificar sus críticas.

En el caso de ICV, el punto de máxima radicalidad se reflejará en el rechazo a la reforma laboral. El último cara a cara con Zapatero de Joan Herrera, candidato a la Generalitat, se centrará en su crítica a los giros del presidente, sean ideológicos o de modelo de Estado.

ARTÍFICE DE LA DESCENTRALIZACIÓN / Desde la capital catalana, el presidente de la Generalitat, José Montilla, estará a la espera de ver un guiño de Zapatero que le dé aliento político, más allá del compromiso ya hecho de reformar la ley orgánica del poder judicial. El jefe del Ejecutivo tiene previsto destacar el impulso que ha dado a la descentralización política con las diferentes cartas autonómicas, no solo la catalana, y recordará que fue quien activó la reforma y se implicó en el proceso.

La sentencia del TC permitirá al presidente del Gobierno dejar de ser el centro de atención por un momento. El PP, que presentó el recurso más amplio contra el Estatut, también será una de las dianas de los partidos catalanes. Si Mariano Rajoy se ve en la necesidad de responder, según fuentes del partido, denunciará que la manifestación se hizo por la «irresponsabilidad» manifestada por Zapatero al aprobar un texto anticonstitucional y, a partir de ahí, se comprometerá a desarrollar el nuevo Estatut salido de la sentencia.

En todo caso, Rajoy reclamará al jefe del Ejecutivo que se centre en los «problemas reales» y en los casi cinco millones de parados. El líder del PP y el presidente del Gobierno llevan varios días preparando el debate, un verdadero examen de final de curso. Zapatero intentará demostrar que tiene la crisis bajo control gracias a unas medidas impopulares pero necesarias, mientras que Rajoy destacará la falta de confianza en el presidente por tomarlas tarde.

La situación económica dificulta que el jefe del Ejecutivo se saque uno de sus famosos conejos de la chistera (como elcheque bebé) por lo que, fuentes de su entorno, afirmaron que básicamente se centrará en explicar la necesidad de abordar las reformas que quedan pendientes para «confirmar que se camina hacia la recuperación». Entre ellas se incluyen la de las pensiones –con la polémica de la edad de jubilación sobre la mesa–, la laboral y la bancaria.