De DAVID O. RUSSELL

Timos, amor, FBI, escotes y ambición: cóctel maestro

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Es fácil emborracharse con la explosiva mezcla que David O. Russell ha planteado en la última entrega de su trilogía americana (tras The fighter El lado bueno de las cosas).

En esa coctelera, cuyo jugo podrá disfrutarse desde el 31 de enero en España, hay un brillante guion que O. Russell ha escrito con Eric Warren Singer. Adapta con todas las libertades la historia real de unos timadores forzados en los años 70 a colaborar con el FBI en una operación que acabó llevando hasta la cárcel a seis congresistas y un senador de Nueva Jersey. Y crea ritmos, códigos y un universo donde The New Yorker ha llegado a ver una mezcla de Shakespeare, Lubitsch y Sturges.

Hay cuatro memorables interpretaciones, todas nominadas. Como protagonistas, un glorioso Christian Bale, barrigón y con peluquín y una Amy Adams (foto) con tanta magia como la que aguanta sus vertiginosos escotes. Y en categorías de reparto, un Bradley Cooper cuyos rulos casi dejan pequeño el peluquín de Bardem en No es país para viejos, y Jennifer Lawrence.

Con los cuatro había trabajado O. Russell. Y de los cuatro vuelve a sacar lo mejor. Lawrence vuelve a aparecer como un imán. Y después de llevarse el Oscar como protagonista el año pasado, si ganara este sería, a sus 23 años, la actriz más joven con dos y la primera en ganar en años consecutivos desde que lo hizo Katharine Hepburn.