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Víctimas y verdugos

RAMÓN DE ESPAÑA

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Jon Ronson es un estupendo periodista inglés que escribe libros sobre temas (aparentemente) extravagantes, que aborda sumergiéndose personalmente en ellos hasta el cuello. En España solo se han publicado un par: Extremistas: mis aventuras con los radicales -recorrido tan penoso como hilarante por el submundo de la extrema derecha paranoica- y Los hombres que miraban fijamente a las cabras -llevado al cine entre el desinterés general, aunque el tema de la psicodelia aplicada al ámbito militar se las traía y partía de una historia real-.

Acabo de leerme su último esfuerzo irónico-moral, So you've been publicly shamed (Así que te han abochornado en público) y creo que nuestras editoriales ya tardan en traducirlo, pues analiza un tema que no puede estar más de moda: Twitter, los bocazas que lo utilizan, los ciudadanos que denigran a estos y las consecuencias de todo el asunto para el boquirroto que soltó en público lo que le parecía un comentario ingenioso y vio cómo generaba tal odio que su vida acabó en pesadilla.

Según Ronson, los escarnios en Twitter empezaron bien. Habla de la época en que miles de ciudadanos indignados conseguían que ciertos elementos pagaran caras sus groserías o que empresas retiraran su publicidad de determinados diarios de derechas. Pero a partir del caso de Jonah Lehrer, un ensayista superventas que se inventó unas citas de Dylan y lo pagó con la ruina al ser desenmascarado, el autor se plantea la posibilidad de que la justicia en Twitter se esté convirtiendo en un linchamiento público de una crueldad innecesaria. Dice Ronson que Twitter se está llenando de inquisidores sin el más mínimo sentido del humor, de resentidos sociales dispuestos a llevarse a alguien por delante.

Esta reflexión moral resultaría muy pertinente en un país como el nuestro, donde Twitter cobija a una legión de acusicas -de los inevitables neonazis a los tarugos de la nueva izquierda, pasando por Màrius Serra- a los que tal vez convendría confiscarles el móvil en aras del bien común.

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