La rueda

En verano, mal rollo

Es la etapa en que vivimos en una burbuja desde la que todo nos parece más llevadero

CARLES SANS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tengo una impresión, que, como todas, no está basada en ninguna estadística sino en una intuición forjada a base de observación, y esta me hace sospechar que el periodo vacacional, el comprendido entre julio y septiembre, asumido por todos como el más libre y el más ocioso del año, es en el que suceden los hechos socialmente más traumáticos que contrastan con nuestro afán de esparcimiento impuesto por las vacaciones.

En verano decidimos estar más alegres y predispuestos a la desconexión general de las rutinas; es el periodo en que vivimos sumergidos en una la burbuja-paréntesis desde la que todo nos parece más llevadero, menos perjudicial y más relativo; sin embargo, la realidad nos muestra accidentes aéreos o ferroviarios, múltiples episodios de violencia de género, naufragios de inmigrantes, refugiados abandonados a su suerte, accidentes de tráfico, tormentas e inundaciones en numerosos lugares, devastadores incendios forestales y un largo etcétera de desgracias que se amontonan mientras nosotros disfrutamos del tiempo libre. Muchos se producen porque nos encontramos en un periodo climáticamente más propenso para que ocurran. Otros, como los accidentes de tráfico, suceden también porque nos hallamos en un periodo de excesos y diversión.

Muchos son los contrastes que conlleva el verano, un periodo en el que mientras unos estamos por la labor de disfrutarlo, la propia estación acarrea una serie de convulsiones de todo género que no la hacen plenamente placentera.

Lógicamente también suceden noticias buenas, no todo es negativo: léase con ironía, pero hemos de alegrarnos del aumento del número de turistas que nos han visitado y del consumo, también, y de que el empleo estacional marque un récord… y, lo más jubiloso, que los bancos hayan tenido pingües beneficios. ¡Viva el verano!