tú y yo somos tres

Una joven de 18 años

FERRAN MONEGAL

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Embarazada a los 17 años de edad, Isabel Pantoja Marín (Chabelita), hija de la Pantoja, recibió el conveniente cotilleo por parte de los pediatras forenses del Deluxe y del Sálvame. Tras el nacimiento de su hijo, más. Las labores de escarbamiento a pico y pala se intensificaron al descubrir Tele 5 que Alberto Isla, el padre de su hijo, le ponía unos cuernos monumentales. Durante varias semanas sentaron en sus platós a amantes de Isla -una de ellas aseguró tener también un hijo de él- y fueron retransmitiendo para toda España la cornamenta de una Chabelita que acababa de cumplir 18 años.  Infidelidades, narración de momentos de cama de Isla con un repertorio de muchachas, rompimiento de la pareja, regreso de Chabelita al hogar materno..., todo aventado, zarandeado como quien sacude desde el balcón una alpargata. Y esta niña, víctima al fin y al cabo, seguramente iba asistiendo desde casa, atónita, al cotilleo televisivo más cruel y canalla sobre ella misma y su circunstancia. Sin ética, sin estética y desde luego sin piedad, la cadena ha exprimido su desventura amorosa, su tragedia sentimental. Y ahora que ya no queda ni una gota que rebañar, la contratan en el programa Cazamariposas porque considera la cadena que ya la ha transformado en famosa -¡ah! Qué perversa, qué maligna construcción de una fama- y puede seguir beneficiándoles. En la madrugada de ayer, a Chabelita la llevaron al Hable con ellas para ver si conseguían que entrase por teléfono su madre. Lo lograron. Llamó la Pantoja. Lloraron emocionadas. Y en un momento dado la madre le dijo a la hija: «Y piensa que los que te queremos, cuando te digamos '¡Eso no!', puss es que no». ¡Ah! En mi casa renació la esperanza. Pensábamos que la Pantoja, con ese «¡No!», iba a lanzar una andanada contra esa cadena que no ha tenido reparos en entrar en la tierna, incipiente vida, de una muchacha de 18 años, haciendo espectáculo televisivo del infortunio y las miserias de su noviazgo y fugaz vida marital. Pero enseguida comprendimos a qué se refería la Pantoja con ese «¡No!». Añadió al instante: «Hija, aunque venga un señor que sepa más que tu madre y te diga 'Ponte el moño así', pues no, hija, pues no; no te lo pongas así porque el moño así no te va».

¡Ahh! No sé dónde habrán quedado aquellos tiempos en que la Pantoja apelaba a las más altas instancias del Estado acusando a T-5 de acoso e intromisión en su intimidad.