Todos somos franceses "sucios"

SISCU BAIGES

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"Nosotros, franceses de Francia y de confesión musulmana, expresamos nuestra solidaridad total con todas las víctimas de esta horda de bárbaros, soldados perdidos de un pretendido Estado islámico. Nadie puede arrogarse el derecho de expresarse en nuestro nombre y, para dar fe de nuestra solidaridad en las circunstancias dramáticas actuales, reivindicamos el honor de decir que nosotros también somos franceses sucios". Una veintena de personalidades destacadas del mundo de la política, la cultura y el activismo francés publicaron el artículo que contiene estas expresiones en el diario 'Le Figaro', el pasado viernes. Era su forma de rechazar los asesinatos cometidos por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) contra personas indefensas, incluido el guía de montaña Hervé Gourdel, secuestrado y ejecutado en Argel.

Gourdel fue asesinado dos días después de que Francia se sumara a los bombardeos contra posiciones del Estado Islámico en Irak. Este grupo, que promueve un Califato Islámico en Irak y Siria, emitió un comunicado donde pedía a los musulmanes de todo el mundo que se unan a su cruzada y maten los "infieles", incluidos "los malvados y sucios franceses". 

La culpa de Hervé Gourdel fue tener la nacionalidad francesa. Nunca pensó que podría morir a manos de unos fanáticos por haber nacido en Francia. En los últimos días han muerto asesinados de forma similar periodistas y cooperantes por ser naturales de Estados Unidos y Gran Bretaña. Dos turistas alemanes secuestrados el mes de abril se han sumado a los ciudadanos sobre los que pesa la amenaza de ser asesinados si su país no se aparta de la lucha contra EI, después de que así lo anunciara una rama de Al Qaeda activa en el sur de Filipinas.

EI amenaza, pues, a ciudadanos por la nacionalidad que señala su pasaporte. Una contradicción absurda es que en las filas del propio Estado Islámico hay ciudadanos de nacionalidad británica o francesa. 

Esta locura nos devuelve, una vez más, al himno 'Imagine', de John Lennon. Imaginemos un mundo sin países y sin religiones. Lennon dice que es fácil si lo intentamos. Imaginarlo, sí. Conseguirlo, no tanto. 

El mundo parece empeñado en una espiral de afirmaciones patrióticas y religiosas, de la que tenemos que salir cuanto antes mejor. Hace más de cincuenta años, el presidente de Estados Unidos John Fitzgerald Kenedy, afirmó que él también era berlinés, a raíz de la construcción del muro que partió la ciudad alemana.

En la medida que el mundo sea uno solo, como aspiraba el ex-beatle, desaparecerán las confrontaciones nacionales y las excusas para matar personas porque son nacidas en París, Berlín, Nueva Iork, Londres o Barcelona. Mientras, habrá que identificarse con los "malvados y sucios franceses" sin olvidar que también debemos sentirnos "sirios" o "iraquíes", víctimas directas y a menudo olvidadas de la guerra que sufren en sus países.