tú y yo somos tres

Sor Lucía, menor de edad

Ferran Monegal

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Tres son las monjas que ha visitado Albert Om a lo largo de su programa El convidat (TV-3). En el 2011 estuvo con Teresa Forcades. Contra todo pronóstico me pareció un encuentro raro, sin feeling, sin clima, sin llegar a producirse nunca una conversación íntima, reposada, entre los dos. La segunda, en octubre del 2012, fue con la teresiana María Victoria Molins. ¡Ah! Ahí hubo una gran intensidad. Le preguntó Om en un momento dado: «¿Cuál es el papel de la mujer en la Iglesia?». Y ella respondió, suavemente, sin atisbo de acritud, pero con firme rotundidad: «Se vio muy claro el día que vino Benedicto XVI a la Sagrada Família: el papel de la mujer en la Iglesia es limpiar lo que ensucia el Papa». O sea, un colosal y certero resumen al hilo de lo que entonces era actualidad papal. Y ahora El convidat se ha ido a Manresa,  al Monestir de Santa Clara, a pasar un par de días con Sor Lucía Caram. ¡Ah! Esta monja es dinamita. Es un torbellino con hábito. Los que solo la conozcan de seguirla en Las mañanas de Cuatro habrán podido constatar que también es igual de guerrera en la intimidad conventual. Es el alma de un banco de alimentos que socorre cada día a cientos de seres humanos, también entrena a jóvenes futbolistas en un polvoriento campo, aparece continuamente en la tele dando caña, se levanta cada día a las cinco de la mañana para rezar, y le queda tiempo todavía para llamar a la puerta del poder y hacerse la pesada para que suelten un poco de pasta que mitigue la desgracia de los más necesitados. En este sentido habló con cariño y respeto de Isidre Fainé. Dijo que de pronto un día se le presentó en el Monasterio y le tendió la mano, con todo lo que significa que el gran monseñor de La Caixa te tienda la mano. Hablando de monseñores, mientras tomaban un humilde té en la biblioteca, le preguntó Om cómo andaban sus relaciones con sus jefes, los monseñores obispales. Sor Lucía sonrió. Dijo: «Estamos bajo la tutela jurídica de los obispos. Por ejemplo, nos presiden las elecciones a madre priora. Eso a los monjes no se lo hacen». Y añadió: «Eso nos hace vivir en una permanente minoría de edad».

Hace dos siglos, Napoleón Bonaparte acuñó una frase que ha hecho historia. Dijo: «Cuando China despierte, el mundo temblará». Ahora Om, maravillado, le decía a Sor Lucía«Las monjas estáis de moda. Sois revolucionarias». O sea, cuando las monjas despierten, la Iglesia de los monseñores temblará.