Dos miradas

Sopor

¿Tan pesado resulta representar en el Congreso a millones de ciudadanos y atender las propuestas de los que representan a otros tantos?

Escaños vacíos en la bancada del PP mientras se discute la moción de censura.

Escaños vacíos en la bancada del PP mientras se discute la moción de censura. / periodico

EMMA RIVEROLA

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Bostezos. Cafés encadenados. Lamentos por la extensión de las intervenciones. Desertores en la cafetería del Congreso. Las miradas pegadas al móvil. Ahora un tuit gracioso. Ahora uno crítico. Parece ser que la moción de censura se les ha hecho larga a sus señorías. El primer día, el discurso de Irene Montero se extendió durante algo más de dos horas. El de Pablo Iglesias, tres. ¡Vaya por Dios! ¡Qué agotador! Se llegan a extender una hora más y habrían durado lo mismo que los exámenes de la selectividad que se estaban celebrando en Catalunya el mismo día. ¡Qué tortura, pobres diputados! Además, hay que sumar las réplicas y contrarréplicas de Mariano Rajoy, ¡dos horas más! Y el resto de oradores…

Pues sí, parece que las sesiones se hicieron muy tediosas para algunos, incluso insoportables. El mantra de la inutilidad de la moción planeaba en el hemiciclo. Inútil porque era una maniobra de Unidos Podemos para consolidarse, para sacar pecho. Inútil porque la incapacidad o los calendarios no generan mayoría para sacarla adelante. Inútil, por tanto, porque no va a apear al PP del poder. Y sí, todos esos inútiles son ciertos. Pero ¿tan agotador es para sus señorías permanecer en sus escaños escuchando a sus adversarios? ¿Tan pesado resulta representar a millones de ciudadanos y atender las propuestas de los que representan a otros tantos? Tratar de mejorar un país muy mejorable no debería de resultar tan aburrido. ¿Les interesa?