Series

Las series pueden con todo. Nos van las historias con un 'continuará', hasta el punto de que, a menudo, esos relatos seriados tienen la cualidad de solapar involuntariamente el resto de la producción del autor, porque el lector entusiasmado actúa como un 'hooligan' y pasa de sus otros libros. Me decía hace unos días Eduardo Mendoza Eduardo Mendozaa raíz de la publicación de 'El secreto de la modelo extraviada', que muchos de sus lectores le piden más novelas de esta serie policiaco/humorística porque de las otras,  “ya hay muchas” (lectores 'dixit'). Lo mismo le ocurre a Alicia Giménez Bartlett, que por tener en el olimpo de los investigadores a la gran Petra Delicado, siempre debe responder preguntas sobre ella aunque el motivo del encuentro sea el de hablar de su reciente Premio Planeta. Y qué decir de Henning Mankell, Henning Mankell,que publicó antes de morir la emotiva 'Arenas movedizas'.'Arenas movedizas'. Seguro que se hubiera hablado más de esta obra si en vez de ser él mismo el protagonista, lo hubiera sido Wallander, su famoso inspector de policía.

Pero hay más. ¿Acaso no se fue injusto con Vázquez Montalbán por venerarse más su famosa serie de Pepe Carvalho que sus otras fantásticas novelas, como 'Los alegres muchachos de Atzavara' o 'Galíndez'? ¡Si hasta J.K. Rowling tendrá que ir a la tienda de Ollivanders para comprarse una eficaz varita mágica que le ayude a superar las aventuras de Harry Potter!

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Y no crean que este fenómeno ocurre solo con las series policiacas o juveniles. Ante la publicación de una nueva novela de Almudena Grandes, 'Los besos en el pan', Almudena Grandes'Los besos en el pan',ya me han llegado comentarios de algunos seguidores que la miran de reojo, porque lo que quieren son más entregas de 'Episodios de una guerra interminable'.

Sé que no es un fenómeno exclusivamente literario. Ahí están los devoradores de series televisivas, que han abandonado las salas de cine porque se sienten más motivados en el sofá de su casa. Así que habrá que estar atentos, no sea que me vea publicando artículos por entregas. A fin de cuentas, seguro que antes de llegar a esta columna, habrán leído nuevos capítulos de noticias que, más que relevantes hechos históricos, parecen auténticos culebrones.