Rusia, España y las urnas

Existe una lógica soberano-exhibicionista, y la cuestión ahora es saber quién es más independentista

En el Parlament 8El diputado de Sí que es Pot Joan Coscubiela, con Puigdemont, en diciembre.

En el Parlament 8El diputado de Sí que es Pot Joan Coscubiela, con Puigdemont, en diciembre.

XAVIER SARDÀ

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Soy una mierda de oprimido. No hay peor esclavo que el que lo es sin saberlo. Paseo mucho por la oprimida Barcelona y a veces me olvido de la dominación a la que España la somete. Sobre todo cuando hace buen tiempo. Soy un oprimido descuidado, maquinal e irreflexivo.

Me repito a mí mismo la denuncia liberadora de <strong>Guardiola</strong>. Si no fuese por estos valientes, yo no sería consciente de lo doblegados que estamos. Es más, a la que me descuido paseo contento por la ciudad como si no estuviésemos subyugados. Como un Espartaco gilipollas. 

Para no olvidarme del sometimiento con el que el Estado español nos esclaviza, tengo algunos mecanismos mnemotécnicos: me cambio el anillo de mano, pongo 'post-its' en la pantalla del ordenador o me pongo dos avellanas en el bolsillo. Todo para no perder conciencia de que somos un pueblo encadenado.

LOS 'COMUNS' Y ERC

La cuestión ahora es saber quién es más independentista. Existe una lógica soberano-exhibicionista. Les pasa muchos a los 'comuns'. El otro día, en Sant Andreu del Palomar de Barcelona (mi barrio de la infancia), <strong>David Companyon</strong>, de Catalunya Sí Que Es Pot, proclamó que quería votar sí y que "el Estado español es un Estado demofóbico, un Estado construido sobre una cárcel de pueblos, un Estado que oprime a las naciones que lo constituyen". Hablando de la prohibición del referéndum, el 'comú' Companyon sentenció: "Tanto en la Rusia de 1917 como en la España de 2017 la única vía que les queda a ellos es la fuerza, y por eso se suele recurrir a invocar la ley y el orden".

Los 'comuns' se aclimatan a <strong>Esquerra</strong>, la nueva hegemonía. Enorme y memorable sacrificio para liberar a una Catalunya sometida como si estuviésemos en la Rusia de 1917. Vamos, que <strong>Rabell </strong>Coscubiela son traidores por decirles a los 'juntspelsí' en el Parlament  que toman el pelo a la gente. Son unos mencheviques botiflers. Domènech y Rufián, en cambio, unidos por el afán de liberar a Catalunya. Suerte que lo de las urnas es puro teatro y ya las tienen.

LOS DÉBILES Y LA INDOLENCIA

Miren si van sobrados de sentimientos libertadores, que el PDECat <strong>Esquerra</strong> pasan de la CUP. La están ninguneando y apartando de la intelligentsia del 'procés'. Dicen que en el acto del Teatre Nacional los 'cupaires' se sentarán entre el público y no en el escenario, en señal de protesta. De tanto tirar del carro, a la CUP la dejan en las caballerizas. Y es que hay tanto ánimo emancipador y tanto comú independentista, que en la foto no caben todos.

Lo dicho, los débiles de carácter debemos evitar caer en la indolencia. Catalunya es un país perseguido y nosotros somos los judíos posmodernos. Poca broma, que esto va en serio, y cuidado con el Cristo, que es de barro y se puede romper. Si perdemos el sentido del humor nos quedaremos sin nada.