La clave

Camino Soria

JUANCHO
Dumall

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Admitía Mariano Rajoy ante un grupo de periodistas desplazados con él a China este fin de semana que José Manuel Soria le había comunicado su intención de optar a un puesto directivo del Banco Mundial, que consideraba que estaba en su perfecto derecho como funcionario a optar a esa plaza y que no se planteó que este asunto fuera a ser polémico. Y allí, en esto último, reside el fondo del problema. Que el presidente en funciones no entienda que para la gente de a pie, incluida la que vota a su partido, el exministro de Industria, Energía y Turismo no es trigo limpio, es un síntoma de que ha perdido pie con la realidad.

Soria no es de fiar porque estuvo detrás de una sociedad que operó hasta el 2002 en uno de los principales paraísos fiscales del mundo, Jersey. Porque negó, cuando era cierta, su relación con una empresa radicada en las Bahamas, fundada por su padre y en la que aparecía su firma, aunque «no lo recordaba». Y sobre todo porque intentó engañar a los ciudadanos, a su partido y al presidente del Gobierno cuando su nombre apareció en los papeles de Panamá.

Personaje invalidado

Semejante patinazo es de los que acaban con una carrera política, como ha ocurrido, y deberían invalidar al personaje para ocupar determinados cargos administrativos. Por ejemplo, todos los que estén relacionados con el Banco Mundial, cuyo código de conducta exige a sus miembros no «crear apariencias de comportamientos inadecuados».

Pero volvamos a Rajoy y a su laberinto. Por qué el presidente del Gobierno consintió que la primera noticia política que conociera el país después de su segunda derrota en la investidura fuera el nombramiento de Soria es algo incomprensible y que solo puede formar parte de un extraño síndrome, no ya de aislamiento en la Moncloa, sino de falta absoluta de sensibilidad con lo que la corrupción, las puertas giratorias y los abusos de poder han supuesto en este país.

Falto de reflejos, descorazonado y apático, Rajoy se dejó balancear por la melodía de un conocido himno de los 80: Voy camino Soria, quiero descansar. Borrando de mi memoria tradiciones y demás.