La rueda

Querido político sordo

Jugáis entre vosotros. Una vez más acabaremos optando por ir a votar con la pinza en la nariz

JULI CAPELLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Querido político, seguro que no leerás esta nota. Y si lo haces serás inmune. Porque tú ya sabes muy bien lo que has de hacer. Vas a la tuya diciendo que es por nosotros. Tú y los obsoletos partidos políticos nos tenéis muy decepcionados. Y no porque tengamos que volver a votar, eso nos encanta. Si no por el rastrero argumentario de estas semanas de pavoneo. Ni un atisbo de autocrítica, ni una pizca de generosidad, ni siquiera de buena educación. La verdad es que tampoco os hemos echado mucho de menos. Eso es lo grave, empezamos a cogerle el gusto a que no haya gobierno, ni oposición. Total, para repetir siempre lo mismo tampoco hacen falta.

En realidad, lo que ahora mismo más nos preocupa es tener que sufriros otra vez en campaña electoral. ¿Es realmente necesario chillar tanto en los mítines? ¿Gastar tantos millones y neuronas en propaganda? ¿No os da vergüenza esperar el chivatazo del directo en la tele para colar el chascarrillo? ¿Tendremos que volver a soportar debates que en realidad son monólogos concatenados? Sinceramente nos parece una falta de respeto al elector. Jugáis entre vosotros. Una vez más acabaremos optando por ir a votar con la pinza en la nariz. Parecía que tras el 'movimiento indignado' se abría una esperanza, pero de nuevo los líderes, los ambiciosos, los egocéntricos han copado el mando y metamorfoseado en políticos profesionales. El sistema es tan poderoso que los fagocita. ¿O es que el ser humano tiende irremisiblemente al embrutecimiento?

Ya sé que estoy generalizando. Esta es la idea general que tengo de los políticos. Con muchas ganas de cambiarla. Seguramente deberemos esperar otra crisis, pero no económica, sino de conciencia, para dar por fin con una generación que quiera gestionar lo público con rectitud y cariño.

Querido político, no me chilles que el sordo eres tú.