tú y yo somos tres

Qué espectáculo más triste

FERRAN MONEGAL

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E l saldo de su semanita en elCampamento de verano(T-5) ha sido deplorable. Su paso por elDeluxe, para ser entrevistada como remate final de su posturismo televisivo, peor todavía. Lo que había de ser un divertimentofriquijunto a esa colección de indios de cercanías, a fin de sacar un dinero para pagar sus deudas con Hacienda, se ha transformado en pesadilla. Y lo que es peor: ha acabado ofreciendo una problemática imagen de sí misma, enfermiza y en constante desequilibrio. Les estoy hablando deLucia Etxebarria. Mal negocio ha hecho esta muchacha incrustándose en esterealityshow. La noche que salió, al llegar al plató de la gala, dijo:«Yo era como una carpa en un nido de tiburones». ¡Ahh! La estrategia de presentarse como víctima no ha conseguido que se la crea nadie en absoluto. A sus 47 años ha sidoLucíaquien ha decidido meterse, ella solita, en esa doméstica palangana. No había tiburones allí. Había la habitual y humilde carne de cañón de la cadena, esas criaturas que viven delshowtelevisivo, y que elshowtelevisivo vive de rustirlas. Llamar tiburón aKarmele, al benditoPedredeUn principe para Corina, o aGabyLa Paquirrina, es como ir al circo a ver a los payasos y horrorizarse creyendo que son los tigres. Ha sido tremendamente triste la espiral en la que se ha ido sumergiendoLucía. Dentro de un desasosiego enorme y un llanto continuo, no ha parado de hablar de su madre («Tiene 88 años, está enferma, y yo no tengo por qué provocarle más enfermedad»), de su hijita, de sí misma («Yo a los 20 años vivía con mi familia, muy conservadora. Tuve una grave depresión. Me trató un médico del Opus») y hasta se leyó la carta que escribió sobre el proceso de adopción en el que está metida («Estoy en proceso de acogida de un menor. La evaluación de mi idoneidad como familia acogedora puede paralizarse si la imagen que doy...»).oda esa intimidad volcada en la tele, para cotilleo general del país. ¡Ahh! A mí me ha producido estupefacción y sufrimiento esta imagen tan desnortada de Lucía.

La madrugada de ayer (Deluxe) se produjo un momento terrible. Completamente rota y hundida agarraba aTerelu, espasmódicamente, y balbuceaba, temblando:«No puedo mas. Me han dado la baja por ansiedad. No puedo seguir». YTerelu, arrodillada frente a ella, temiendo que se derrumbase allí mismo, le decía: «Tranquilízate. Bebe agua. Respira. ¡Por favor, respira!». Dios mío, qué espectáculo más triste.