La rueda

El PSOE no está tan mal

Cuando se comprobó que un gobierno socialista era posible, estalló la tormenta

CARLOS ELORDI

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Por muchos titulares y horas de televisión que se hayan dedicado al asunto en los últimos días, en el PSOE no ha ocurrido nada que arruine ninguna de las posibilidades que las elecciones le han abierto. Es más, el partido avanza por el único camino que le resulta posible en función de su peso electoral y del contexto político general. Que no es precisamente de rosas pero que tampoco conduce necesariamente a un final desastroso.

Los socialistas perdieron 1,5 millones de votos y 20 escaños el 20-D. Muchos, pero bastantes menos de los que se le auguraban pocos días antes. Por eso todos ellos respiraron aliviados esa noche. Pero cuando de eso se pasó a comprobar que un gobierno del PSOE era posible, estalló la tormenta. Y, de repente, más de un medio proclamó que una crisis dramática estaba en curso en su seno.

No es fácil saber si ese desmadre mediático es fruto de la ligereza verbal de algunos dirigentes socialistas que no quieren que Pedro Sánchez se consolide. O que ha sido impulsado por el PP y sus corifeos que quieren tapar como sea su desastre electoral. O de que la falta de noticias ha puesto de los nervios a una prensa que solo sabe contar lo que ocurre a base de aldabonazos. Pero el resultado es que muchos pueden creer que el PSOE está a punto de estallar. Y no es cierto.

Porque Pedro Sánchez sigue mandando, aunque haya tenido que acordar con los barones hasta dónde puede llegar en su política de pactos para formar gobierno. Porque mantiene que votará 'no' a Rajoy. Porque puede negociar con Podemos y con los nacionalistas y hasta puede entenderse con ellos sobre algún tipo de consulta en Catalunya. Porque, en los hechos, que no en las filtraciones, no hay 'casus belli' sobre la fecha del congreso socialista. Y porque, hoy por hoy, hasta puede ser presidente del Gobierno. Que es lo que algunos no quieren.