tú y yo somos tres

El príncipe de la izquierda

FERRAN MONEGAL

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Sin ningún género de dudas, la mejor noche televisiva sobre las elecciones europeas fue la de Antonio García-Ferreras en La Sexta (Al rojo vivo). Este afilado periodista hace un informativo de autor muy sabroso. La estricta información, y las ágiles conexiones que hizo con las sedes de los partidos, con sus protagonistas, con Helena Resano en Bruselas, las salpicó con pinceladas propias muy iridiscentes. Antes de la medianoche, por ejemplo, cuando el escrutinio ya arrojaba datos fiables del hundimiento del bipartidismo, Ferreras exclamaba con indisimulada excitación: «¡El PP gana, pero se la pega, y el PSOE pierde y se la pega todavía más!». ¡Ahh! No sabría decirles si disfrutaba más con el triste papel del candidato Cañete, o con el descalabro del «partido de Rubalcaba», como él suele decir hincando el diente. «¡Rubalcaba lastra!», opinaba relamiéndose. A Elena Valenciano en cambio, le dedicó palabras afectuosas. Dijo de ella: «Ha estado serena y elegante. Al menos, no ha intentado vendernos una moto», después que la líder socialista apareciese reconociendo el mal resultado.

Pero donde vimos al Ferreras más entregado y cordial fue con Pablo Iglesias, el líder de la novísima formación Podemos. Le entrevistó en dúplex, y le decía, lleno de admiración: «¡Pablo, felicidades! Tu entrada en Bruselas no es una entrada, ¡es un entradón!», y resaltaba esa enorme sorpresa de que un partido fundado hace solo cuatro meses obtenga ese magnífico resultado. Lo de Pablo es curioso. En vista de su triunfo, algunos voceros ahora intentan restarle méritos diciendo que su éxito se debe a que sale por la tele. Ferreras le preguntó al respecto: «Hay quien dice que Podemos ha obtenido un gran resultado porque su líder lo hace muy bien en televisión». Y Pablo Iglesias respondió: «Podemos no depende de su portavoz; son miles de personas las que están llevando adelante este proyecto. Seguiremos trabajando para que los partidos de la casta formen parte de la historia, no del futuro». ¡Ahh! La maniobra argumental de que Pablo Iglesias ha triunfado porque aparece en la tele tiene un meditable punto tortuoso. Pretenden rebajar su éxito comparándolo con  una especie de  Belén Esteban. Es una estrategia tramposa. A base de exprimirla años y años en los platós, T-5 quiso hacer de Belén la princesa del pueblo. A Pablo Iglesias, en cambio, han sido las urnas, los votos de la gente, los que le han elevado a príncipe de la izquierda.