El cuerno del cruasán

Podemos, entre dos aguas

La llegada del nuevo partido al Gobierno podría ser la única garantía para un referéndum catalán

JORDI PUNTÍ

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Impulsado por los resultados en las europeas y las encuestas posteriores, Podemos ha caído en el panorama político como un objeto volador no identificado. Los demás partidos no saben qué hacer con él. Lo tocan con la punta del zapato y lo miran con esa prevención que las clases acomodadas reservan para los forasteros. El problema es que en los últimos tiempos el proceso soberanista ha reducido las opciones ideológicas. El eje izquierda-derecha ha quedado anulado por el eje nacionalista catalán o nacionalista español. En Catalunya, partidos antagónicos como CiU y CUP han remado a una, y las políticas sociales y económicas han quedado a la sombra. En España es aún peor, porque la sintonía de los partidos en el unionismo es total. Además, con el amuleto del problema catalánRajoy les ha distraído de cuestiones más graves.

Podemos tiene un mal acomodo en este discurso fijado. ¿Están a favor o en contra del proceso soberanista? ¿Nos caen bien o mal? Los partidos quieren saberlo enseguida, para incorporarlos a su plan o no, y entretanto, por si acaso, los desprestigian. Los medios nacionalistas catalanes les buscan defectos y analizan su discurso solo en función del proceso. En España, los medios canónicos temen el cambio, por eso los titulares de política en diarios como El País y Abc parecen redactados por la misma persona.

Las elecciones de mayo del 2015 en diversas autonomías confirmarán si Podemos es una alternativa fiable. Yendo aún más allá, si pensamos que el proceso catalán seguirá coleando -porque no se habrán anticipado elecciones en Catalunya ni se habrá declarado unilateralmente la independencia-, la llegada de Podemos al Gobierno español podría ser la única garantía para un referéndum vinculante. Desde el partido ya han dicho que prefieren la unidad de España, pero que respetan la autodeterminación. Esto es mucho más que lo que están dispuestos a aceptar los otros, de forma que llegada la fecha quizá veremos al independentismo catalán pedir el voto para Podemos, un voto práctico, como un polizón que se cuela en el caballo de Troya.