La religión y la política

Nueva alianza Iglesia-PP

El Gobierno está presto a satisfacer a los obispos sin que deban alzar la voz

JUAN JOSÉ TAMAYO

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El año 2012 terminó, desde el punto de vista político-eclesiástico, con una estampa nacional-católica del más rancio estilo franquista. El cardenalRouco Varela,arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, ocupó durante tres días la plaza de Colón de Madrid para la adoración al Santísimo, la administración del sacramento de la confesión, la práctica de la oración y la celebración de una eucaristía que reunió a miles de católicos en defensa de la familia, que, a juicio del cardenal, se encuentra «malinterpretada y amenazada».

El acto constituyó una sacralización del espacio público dentro de la estrategia de la jerarquía católica -con el apoyo del Partido Popular- de confesionalizar la sociedad española gradualmente y por áreas: la educación, la familia, los medios de comunicación, los valores morales, etcétera. ARouco Varelalo acompañaban obispos, arzobispos y cardenales de la Iglesia católica; el fundador de las Comunidades Neocatecumenales,Kiko Argüello, y dirigentes del sector más conservador del PP. Fue la expresión de la nueva alianza político-religiosa que viene fraguándose en España desde el triunfo electoral del PP el 20 de noviembre del 2011 y que cuenta con el apoyo de los movimientos eclesiales neoconservadores y con las organizaciones católicas Pro Vida.

El nuevo año ha comenzado con un diagnóstico episcopal catastrofista de Europa, a la que se atribuye haber renegado de Dios; una visión sombría de la sociedad, donde los obispos no ven más que abortos, adulterios y fornicaciones; una imagen pesimista de la familia, a su juicio amenazada de muerte por los divorcios; una concepción homófoba del matrimonio; un discurso incendiario de carácter patriarcal contra la ideología de género por parte deBenedicto XVI, a la que opone la teoría de la dualidad conforme una interpretación fundamentalista del mito delGénesis.

Tras la descripción de tan sombrío panorama vienen las reivindicaciones para este 2013: carácter evaluable de la religión en la escuela, derogación de las leyes del aborto, del divorcio, del matrimonio homosexual y de la anterior ley de educación, supresión de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, reconocimiento de la educación sexista, mantenimiento del culto y el clero católicos, etcétera. El Partido Popular está presto a satisfacer dichas demandas sin que los obispos necesiten levantar la voz ni manifestarse como hacían en la época deZapatero. Ya han empezado a hacerlo el ministro de Justicia con el anuncio de la reforma de la ley del aborto; el ministro de Educación con la supresión de Educación para la Ciudadanía y el proyecto de la nueva ley de educación; el ministro de Hacienda con el mantenimiento de la financiación a la Iglesia católica, y la vicepresidenta del Gobierno con sus relaciones privilegiadas con el Vaticano. La nueva alianza entre los obispos y el PP está servida. No es algo que deba extrañar, ya que ambas partes coinciden en el diagnóstico y en los programas político-religiosos.

Teólogo. Profesor de la

Universidad Carlos III de Madrid.