Nadie llora por Merkel

Merkel (centro), con Tsipras (izq) y Juncker (derecha), este viernes en Bratislava.

Merkel (centro), con Tsipras (izq) y Juncker (derecha), este viernes en Bratislava. / periodico

ALBERT SÁEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Angela Merkel cuenta las elecciones por derrotas. De manera lenta pero inexorable, la alternancia se abre camino en una Alemania pletórica por el superávit de sus cuentas públicas y cada día más ensimismada cuando mira al futuro. Los populistas xenófobos de Alternativa por Alemania ya tienen representación en 10 de los 16 landers. Junto al desgaste propio del Gobierno, a nadie se le escapa que el declive de Merkel tiene que ver con su heróico gesto de hace un año cuando abrió la puerta a un millón de refugiados de la guerra siria que deambulaban por la antigua Europa del Este. La canciller los acogió por un doble motivo: la fidelidad al proyecto europeo nacido tras la Segunda Guerra Mundial y las urgencias demográficas de una Alemania repleta de jubilados, cargados de ahorros que no tienen a quien legar. Ese gesto le valió a Merkel el aplauso de una Europa que la había denostado durante los momentos más duros de la crisis del euro. Pero se ha girado en su contra en el interior del país. Algunos fantasmas adormecidos han despertado aunque nada hace pensar que no se pueda repetir a medio plazo la gran coalición con los papeles cambiados.

Pero lo terrible de este episodio es que ha tenido efectos letales en la Unión Europea. Hace un año sus líderes fueron inoperantes en su reunión tras la crisis de AylánAylán. Pero solo 12 meses después, el tema de la cumbre de Bratislava ha sido la creación de un ejército europeo para blindar las fronteras e intervenir en crisis como la siria para evitar que vengan más refugiados. Más europeísta que el intento de subrogar la atención de los refugiados a Turquía pero menos coherente con el ideario fundacional. Y posiblemente igual de inoperante. Europa no aprende del efecto Cameron, ceder ante los populistas solo hace que engrandecerlos. Pasar de acoger un millón de refugiado a montar un ejército para que no lleguen engrasa la máquina de Alternativa por Alemania, el Frente Popular y tantos otros. Ahora algunos se sonríen porque Merkel siga el mismo camino que los mandatarios a quienes condenó por su obcecación con la austeridad. Pero el problema sigue ahí.