MI HERMOSA LAVANDERÍA
Mujeres (casi perfectas)
Isabel Coixet
Directora de cine
ISABEL COIXET
En las próximas semanas se podrá ver en la Filmoteca de Catalunya (y espero que pronto en el resto de España) un ciclo de películas que he escogido personalmente bajo el título de 'Mujeres (casi) perdidas'. Son películas que cuentan siempre con protagonistas femeninas que están viviendo una encrucijada en sus vidas. Mujeres que se sienten perdidas, sin horizontes, a veces sin escapatoria. Mujeres que se buscan sin tregua, que van dando tumbos, que anhelan otras vidas, que se miran al espejo y, a veces, les cuesta reconocerse. Mujeres que no se conforman ni se resignan. Mujeres que, en algunos casos, se convierten en sus peores enemigas. El precio de la libertad es siempre (sí, lo afirmo con todas sus consecuencias) mil veces más caro para una mujer. Las heroínas de 'Wanda', 'Party girl', 'Buscando al señor Goodbar' o 'Cuando una mujer sube la escalera' lo saben muy bien.
Una de las películas que no he incluido en esta selección es 'Choose me', de Alan Rudolph. Es una película de 1984 que marcó a toda una generación de espectadores y de cineastas, que contrajimos una enorme deuda con un autor injustamente, como tantos otros, olvidado. Alan Rudolph dirigió una serie de pequeñas joyas que plasman muy bien esa pulsión romántica que conforma la vida de muchas mujeres: el deseo ciego (y a veces sordo) de querer y que nos quieran. Eve (Lesley Ann Warren) y Ann (Geneviève Bujold), las protagonistas de 'Choose me', son dos mujeres absolutamente opuestas. Eve, la dueña de un bar que funciona como club social para corazones solitarios, se lanza a los brazos del primero que pasa con la idea de que el próximo hombre que pase por su cama será el definitivo. Eve está consumida por el deseo de pertenecer a alguien y de que este a su vez le pertenezca. Está convencida de que solo así será un ser humano completo. Ann es una mujer solitaria, incapaz no ya de tener una relación con un hombre, sino de tener una relación de amistad con nadie. Cambia de domicilio constantemente, evita cualquier vínculo personal y trabaja como psicóloga en la radio con el nombre de Doctora amor. Ann da consejos a Eve, sin que esta sepa que la mujer a la que llama para contarle sus cuitas es la misma que, por azares de un guion que asume sin disimulo las casualidades de la vida, comparte su casa.
Keith Carradine encarna a un hombre que afirma no mentir nunca, que queda prendado de Eve pero se mete en la cama de Ann. El personaje de Carradine funciona como revulsivo en la vida de ambas: despierta el deseo dormido de Ann y reaviva en Eve la esperanza de que es posible un amor romántico, único, absoluto y verdadero. Pero, como dijo Joe Jackson, el amor es la prueba de que Dios tiene sentido del humor, y el último plano de 'Choose me' en el que Ann mira al hombre con el que se acaba de casar con ternura y perplejidad es quizás el más realista de los finales felices que en el mundo peliculero se han dado.
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