La rueda

Moderados contra la consulta

SAÜL GORDILLO

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La moderación, ese frame del catalanismo pactista y ahora también del españolismo inmovilista, debería tener relación con la centralidad política. La nueva centralidad se ha ido moviendo desde la sentencia del Tribunal Constitucional que tumbó la reforma del Estatut a una velocidad vertiginosa. El independentismo que marca la agenda política y los escaños que sondeo tras sondeo se adjudican a CiU y ERC remueven la centralidad heredada del pujolismo. Cuando Jordi Pujol era president, la marginalidad estaba en el Fossar de les Moreres. Hoy lo marginal, pero respetable, es el 12-O en la plaza de Catalunya. Ante tal terremoto político, instigado por la renuncia del Estado a ser plurinacional, la trampa del lenguaje consiste en poner la etiqueta de moderado a lo que antes era central -el espacio de CiU y PSC, la Catalunya dual- y atribuir el sambenito de radical a lo que ahora se perfila como central -la CDC pospujolista, ERC y, en sentido opuesto, quizá Ciutadans-. Es una manera de combatir hegemonías incipientes desde el establishment.

¿Son moderados la ley Wert, la recentralización, el ataque sistemático al autogobierno catalán y la asfixia fiscal de uno de los motores del Mediterráneo? Tampoco parece moderado negar la democracia -eso que aquí llamamos derecho a decidir, la consulta- en nombre de una Constitución involucionada que si ahora fuera puesta a votación sería rechazada en Catalunya. Lo menos moderado hoy es quedarse quieto, sin hacer nada, al estilo de Mariano Rajoy. Tampoco es nada moderado amenazar con el papus Europa y repetir mil veces que si te vas de casa haremos todo lo posible para que no tengas trabajo y pierdas todas las amistades. El miedo, la amenaza y los indicios de juego sucio no parecen moderados.