Mentiras infames y estadísticas

El inglés Benjamin Disraeli, dos veces primer ministro y tres ministro de Hacienda, manifestó con elocuencia que en política hay tres tipos de mentiras: «Mentiras, mentiras infames y estadísticas.» Si hoy levantara la cabeza y tuviera noticia del debate abierto en España en torno a las balanzas fiscales, al político y escritor británico le costaría reprimir la carcajada.

No se trata aquí de cuestionar el rigor de los economistas que han elaborado estos cálculos. Ni el de los expertos que vienen confeccionándolos para la Generalitat. Ni el de quienes lo hicieron a instancias del Gobierno socialista. Ni tampoco el del director de Fedea, Ángel de la Fuente, que por encargo de Cristóbal Montoro ha elaborado las rebautizadas como «cuentas regionales territorializadas». Sí de constatar, en cambio, que las motivaciones políticas de la institución que encarga el estudio condicionan la elección del método de cálculo y de la ponderación de las magnitudes a computar.

Así, los 19 expertos elegidos en el 2008 por el ministro Pedro Solbes calcularon las balanzas con los dos métodos aceptados por la academia, el de flujo monetario -el preferido por la Generalitat- y el de carga-beneficio. Por contra, los de Montoro han empleado solo el segundo, pese a que dos de ellos participaron en el grupo de trabajo de Solbes.

'Efecto capital'

Funcionarios tan poco sospechosos de tener veleidades independentistas como los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) denuncian que las cuentas que ha echado De la Fuente hinchan el déficit madrileño al corregir «solo parcialmente» el efecto capital. Una neutralización correcta, agregan, «permitiría un menor desequilibrio de la balanza fiscal de Madrid, lo cual repercutiría en el resto de autonomías». En efecto: los cambios metodológicos introducidos respecto a las balanzas del 2008 reducen en unos dos puntos el déficit fiscal de Catalunya, Baleares y la Comunidad Valenciana, pero mantienen intacto el de Madrid: 8,87% del PIB.

Ya advirtió Montoro de que las balanzas fiscales no debían servir para brindar argumentos al independentismo catalán. Parece que De la Fuente entendió el mensaje.