El debate sanitario

Los hospitales de Barcelona

Políticos y gestores han perdido todas las oportunidades de racionalizar una asistencia especializada

ANTONIO SITGES-SERRA

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A pesar de tener transferida la sanidad desde hace décadas, a pesar de contar con un nivel de competencia médica notable, a pesar de que las disonancias de la organización hospitalaria se han hecho ensordecedoras; a pesar de todo, nuestros políticos y gestores han perdido todas las oportunidades de racionalizar la asistencia especializada en Barcelona. Los motivos son múltiples, pero avancemos algunos: 1) conflictos de interés y poder, 2) diferentes administraciones implicadas, 3) politización de los cargos directivos, 4) menosprecio por las opiniones de expertos, y 5) ignorancia de las modernas tendencias organizativas. Si a ello unimos la desmotivación profesional y los años y los recursos perdidos en disputas independentistas, el panorama es deplorable.

Barcelona cuenta con hospitales que cumplen sus misiones fundamentales con solvencia. Pero la actual organización dista mucho de ofrecer a los ciudadanos la calidad asistencial y la equidad de acceso al mejor tratamiento a las que tienen derecho. Las colas en urgencias, las demoras en las intervenciones quirúrgicas urgentes, las listas de espera, el descuido de los aspectos ecológicos de la sanidad o las poquísimas unidades superespecializadas de excelencia son algunos de los defectos del sistema hospitalario de nuestra urbe y su área de influencia (que en gran parte comparte la autonomía entera).

Nuestros hospitales ofrecen demasiados servicios duplicados, carecen de suficiente personal administrativo, no se complementan unos con otros y en ningún caso ofrecen asistencia en forma de unidades o centros monográficos de nivel. El resultado es un modelo caro, redundante, en el que muchas unidades no manejan el suficiente número de pacientes para tener experiencia clínica y en el que las derivaciones desde la asistencia primaria siguen un patrón burocratizado y corporativista obsoleto.

Barcelona, una ciudad dinámica y progresiva en tantos aspectos, y prestigiada desde el punto de vista médico, está hoy situada a la cola de muchas otras de menor renombre en cuanto se refiere a su organización hospitalaria. ¿Qué hacer? Cuando se está cerca del furgón de cola, tomar ejemplo e incluso imitar otros modelos europeos puede ser un buen comienzo. Y si hay algo que podemos imitar es aquello que la mayoría tienen en común. A saber.

División territorial. Ciudades y áreas metropolitanas como Helsinki, Malmoe o Londres han racionalizado el sistema hospitalario dividiendo su territorio en grandes áreas que incluyen varios centros. En función del número de habitantes,  la prevalencia de ciertas patologías y el know-how local, los servicios de los diferentes hospitales se complementan. De esta manera se obvian duplicidades, se crean equipos con plantillas suficientes para cubrir las urgencias y se rentabilizan la administración y el aparataje.

Centros con perfil. Dentro de cada área, los centros sanitarios deberían repartirse las competencias médicas y quirúrgicas. Se trata de perfilar los servicios clínicos de acuerdo con las necesidades locales, los medios de que se dispone y, sobre todo, el perfil de los profesionales. Con ello se consigue tener unidades de alto volumen de pacientes que justifican las plantillas y la adquisición de material caro para subespecialidades concretas, que de esta manera resulta rentable.

Hospitales monográficos. Nuestro modelo sigue en el empeño de tener triplicados o cuadruplicados servicios que deberían estar unificados. En Londres, París o Boston hay excelentes hospitales monográficos de oftalmología u otorrinolaringología, que por volumen de pacientes, tecnología y urgencias quedan absolutamente justificados. ¿Por qué Barcelona no dispone de, por ejemplo, un centro público de referencia en oftalmología? Eso eliminaría la necesidad de mantener numerosos equipos de guardia, rentabilizaría tecnologías caras y aseguraría la mejor calidad asistencial a pacientes con problemas oculares complejos. Podría asimismo prestar asistencia urgente a cualquier residente en Catalunya, que en menos de dos horas, sea cual sea su lugar de residencia, recibiría un tratamiento de primer nivel.

24/7/365. Es imprescindible asegurar una asistencia de calidad a cualquier hora en cualquier fecha. Barcelona precisa centros que cubran con equipos multidisciplinarios patologías de alta complejidad en todo momento. Eso solo puede conseguirse creando unidades centralizadas que tengan asegurada una demanda suficiente para hacerlas coste/efectivas. Nuestra sanidad desperdicia recursos dedicándolos a cribajes innecesarios, promocionando vacunas discutibles y adquiriendo maquinaria que se infrautiliza. Por mucho menos se podría pagar una buena auditoría y dar un buen revolcón a un modelo hospitalario urbano ineficiente y obsoleto.