Editorial

Llach dice lo que el Govern piensa

Los gestos de complicidad dispensados por Puigdemont al cantante de Verges no dejan lugar a dudas

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Gustos musicales aparte, es innegable la notable aportación de Lluís Llach a la cultura catalana del último medio siglo. Tan innegable es su relevancia artística como opinable es hoy –aunque plenamente legítimo, por supuesto– su papel como diputado de Junts pel Sí en el Parlament. Desde el escaño, Llach desempeña con complacencia el papel de referente patriótico que el independentismo le ha adjudicado en el 'procés'. Ahora ha desafinado sonoramente al asegurar en varias conferencias que los funcionarios catalanes que no secunden lo dispuesto en la llamada ley de transitoriedad jurídica serán sancionados por las autoridades del hipotético Estado catalán.

Llach ha verbalizado ante un auditorio afecto lo que el Govern rehúye formalmente admitir en público: que se quiere poner en un brete a los funcionarios, que llegado el momento deberían optar entre la legalidad vigente y la que proclame la mayoría independentista del Parlament. Nada que ver con la aterciopelada e indolora transición «de la ley a la ley» con la que se quiere tranquilizar a los ciudadanos. Pero las palabras y los gestos de complicidad dispensados ayer por Carles PuigdemontCarles Puigdemont al cantante de Verges no dejan lugar a dudas: el Govern  no desautoriza las amenazas. La aprobación inicial, también ayer en el Parlament, de la reforma reglamentaria que permitirá tramitar con lectura única la ley de transitoriedad jurídica es otra muestra de que el 'procés' discurre definitivamente por la senda de la 'rauxa'