La clave@Juancho Dumall

'L'étendard sanglant est levé'

Diputados y senadores franceses cantan 'La Marsellesa' en la Asamblea Nacional

JUANCHO DUMALL

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Tras guardar un minuto de silencio por las víctimas de los atentados de la pasada semana en París, los diputados y senadores de la Asamblea Nacional francesa cantaron de forma espontánea La Marsellesa, el himno nacional y, tras hacerlo se sentaron en silencio en sus escaños. Del profundo significado de ese emocionante gesto da idea el hecho de que la última vez que se cantó el himno francés en la Cámara fue el 11 de noviembre de 1918, después de que el ministro Clemenceau anunciara el armisticio de la primera guerra mundial, en la que murieron 1.400.000 franceses.

¿Qué sentido tenía entonar el martes el canto que, más allá de las fronteras francesas, se ha convertido en un himno universal de la libertad y los derechos del hombre? Por supuesto, mostrar la unidad de los franceses frente al terrorismo yihadista. Pero hay una segunda lectura. También se trataba de defender los valores republicanos que representa La Marsellesa, que, con toda su épica napoleónica, no son otros que los de la Revolución que acabó con el Ancien Régime y puso las bases de la moderna sociedad occidental. Esa que hoy pretende combatir el fanatismo. «Contra nosotros, la tiranía alza su sangriento pendón», dice la primera estrofa del himno francés.

Francia multirracial

Las imágenes del momento histórico en el que los diputados y senadores cantan en pie -en las que puede apreciarse, por cierto, la distancia entre la composición étnica del hemiciclo en contraste con la Francia multirracial de la calle- parecen ser la reacción natural a un momento de sentimientos a flor de piel.

Pero muy distinto es el conjunto de acciones que los parlamentos, no solo el francés, están tomando estos días para responder a los ataques. Aquí sí se aprecia una sobreactuación encaminada más a redoblar la sensación de seguridad de la opinión pública que a buscar por la vía legislativa una mayor eficiencia en la lucha antiterrorista. Toda esta hiperactividad política con los cuerpos de las víctimas todavía calientes no deja de ser una representación para dar respuesta a los ultras. En cambio, el canto de La Marsellesa es un gesto que honra a la política y a la democracia.