Los costes de la independencia de Catalunya

Las cuentas y los cuentos

Los números mal hechos y peor explicados han generado una fábula que muchos se han creído

JOSEP BORRELL

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El conseller Mas-Colell ha querido tranquilizar a los partidarios de la independencia diciendo que con los impuestos que pagan los catalanes se cubrirán sin problemas los costes de los servicios públicos que ahora reciben del Estado y aún quedaría un «petit excedent». ¿Cómo que un «petit excedent»? ¿Pero Mas y Junqueras no habían asegurado que eran 16.000 millones?

¿Pero no se han hartado de decir que con esos 16.000 millones, contantes y sonantes, no habrían sido necesarios los recortes y se podría liquidar rápidamente la deuda? Junqueras debe corregir rápidamente al conseller, porque ha llenado las hemerotecas con declaraciones según las que Catalunya tendría el mayor superávit presupuestario de Europa y la independencia traería el equivalente a cuatro veces los recortes en el gasto. Mas ha ido contando cuentos parecidos por medio mundo.

Un informe presentado por Mas-Colell el diciembre pasado estimaba que, en el 2015, la diferencia entre los impuestos que los catalanes aportan al Estado y lo que reciben a cambio sería de 3.228 millones, del orden del 1,6% del PIB. Y, curiosamente, nadie pareció sorprenderse por la gran diferencia entre esta cifra y los míticos 16.000 millones. El mismo periodista que daba la noticia, al día siguiente le preguntaba sin inmutarse a Pablo Iglesias si podía comprender que disponer de 16.000 millones era un poderoso argumento a favor de la independencia.

Y, en efecto, si fuera cierto, lo sería. Pero no lo es. La cifra de 16.000 millones está calculada por un método muy particular que la sobrevalora de forma injustificada, basado en supuestos nada realistas y que confunden a la opinión pública con su significado. Las cuentas mal hechas y peor explicadas -o mejor dicho, presentadas con la manifiesta voluntad de engañar sobre su significado- han generado un cuento que mucha gente se ha creído de buena fe.

Hay que reconocer que la venta de esta fábula a la opinión pública ha sido un gran éxito de comunicación política para los independentistas. Pero es un engaño tan grande como la inventada comparación con las balanzas fiscales alemanas que nunca existieron. Se podría decir en descargo de Mas y Junqueras que no entienden la particular forma en que se ha fabricado ese cuento, contando el déficit fiscal de una forma muy particular, el llamado método monetario y con neutralización del déficit publico estatal por los ingresos. Algo difícil de entender para la mayoría de los ciudadanos, pero nada equivalente a los recursos adicionales de los que se podría disponer con la independencia. Sí, es posible que ni Mas ni Junqueras entendieran de dónde salía esa cifra, pero les daba igual, se limitaban a repetir un eslogan exitoso. No sería la primera vez. Quizá Junqueras recuerde la carta que escribió en el 2011 a todos los eurodiputados pidiendo que Catalunya tuviese el mismo trato fiscal que un land alemán, ya que, según él, una sentencia del Tribunal Constitucional había limitado el déficit de los länder al 4,5% de su PIB. Mas lo repetía poco después en una entrevista en Le Monde: «Alemania calcula cada año las balanzas fiscales de sus länder y limita el déficit al 4% de su PIB; queremos ser tratados como los alemanes».

Durante años se ha estado creando un sentimiento de agravio usando el argumento de esa comparación y de las famosas balanzas fiscales alemanas. Todavía hoy en las tertulias hay indocumentados que las reclaman. Pero en realidad el Gobierno alemán nunca ha calculado las balanzas fiscales de sus länder. Y no existe en ninguna parte de la legislación alemana ningún límite a su déficit fiscal. Llevamos años invocando algo que no existe. Nos lo habían advertido académicos alemanes de paso por aquí. Y, para estar seguro de lo que digo en un libro que aparecerá en septiembre sobre las cuentas y los cuentos de la independencia, me lo ha confirmado por escrito la embajada de la RFA en España.

Tras hacer el ridículo contando cuentos por estos mundos de Dios, Mas y Junqueras ¿van a reconocer su error, o vamos a pasarnos la campaña electoral apelando a fantasmagóricos argumentos? Se han contado muchos más cuentos como estos, entre ellos el de la permanencia automática en la UE o el reconocimiento universal del derecho a la autodeterminación. Se trata de vender una independencia-sin-costes. La presentan envuelta en datos falsos para calcular los beneficios y en la ficción de una estimación cero de los costes.

Es posible, y respetable, que para algunos la independencia sea una cuestión de dignidad cualesquiera que sean sus costes. También debe ser respetable querer saber cuáles son las ventajas y los inconvenientes de una decisión tan trascendental. Y muchos querrán que no les cuenten cuentos haciendo mal las cuentas.