Al contrataque

La verdad miente

Incluso la mayor certeza del mundo nos está vendiendo una mentira, algo que se nos quiere hacer creer

RISTO MEJIDE

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Leo en Variety que incluso la película que pretendía desvelarnos La verdad La verdadsobre lo ocurrido en el 2004 en el programa 60 minutes de la CBS acerca de los posibles escaqueos de George W. Bush en su instrucción como piloto, podría estar faltando justamente a eso, a la verdad. El largo, estrenado este fin de semana, no está mal, sobre todo por las solventes interpretaciones de Cate Blanchett y de Robert Redford. Sin embargo, para mí el filme no deja de ser el currículo más caro del mundo, el de Mary Mapes, una periodista que no ha vuelto a trabajar en televisión desde que destapara el escándalo. Encima ahora, como digo, el también periodista James Rainey nos recuerda que el equipo que tiró de la manta no fue el capitaneado por Mapes MapesRather,Rather sino que fue obra de un trabajo anterior de Michael Rezendes y Sacha Pfeiffer, dos investigadores de The Boston Globe The Boston Globeque acabaron ganando el Pulitzer. Este viernes se estrena en Estados Unidos otra película, Spotlight que narra esa historia. Otra verdad diferente. Otra verdad.

La verdad miente. Incluso la mayor certeza del mundo nos está escondiendo alguna mentira, algo que se nos quiere hacer creer. Lo que te enseña la publicidad y trabajar para grandes marcas -personales o industriales-, es que tal como están las cosas, una verdad absoluta no deja de ser un dato a medias. La antesala de otra revelación aún más grande. Y una persona completamente convencida no deja de ser alguien convenientemente desinformado. Por eso me dan tanto miedo las ideologías puras y monocromas. Por eso creo que el futuro, no ya de las elecciones, sino del planeta, es de los indecisos. Gente que le ve grises a todos los blancos. Gente que no lo ve todo negro, sino de algún color que -tarde o temprano- desteñirá.

Jugar con las reglas rotas

Aprendemos a jugar con reglas rotas. Como no podemos conocer la verdad, lo que sí hacemos es decidir qué verdad escucharemos. Adscribirnos a la que más nos convenga. Comprar la que mejor nos permita vivir. La más cómoda. La menos dolorosa. Y eso es lo que llamamos realidad. Estamos dispuestos incluso a pagar porque nos digan lo que debemos pensar sobre cada noticia. Una versión que confirme nuestras creencias para no tener que llevar a cabo una dolorosa mudanza de problemas. Y a eso lo llamamos estar informado.

Los medios no solo lo saben, sino que están sentados cómodamente sobre ello. Pero claro, hay que ser consciente de la otra regla de oro de la que nadie nunca habla: jamás te metas con alguien que tenga más audiencia que tú. Solo conseguirás que su versión de la historia llegue antes y a más gente, explicada por actores más guapos y con mayor caché. Y eso, como todo el mundo sabe, es lo que acabaremos llamando la Verdad.