Pequeño observatorio

La poderosa fuerza de la convicción

Me pareció que Lucía Caram supo cómo armonizar en su discurso la eficacia con los sentimientos

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Han pasado unos días de la designación del Català de l'Any por parte de los lectores de EL PERIÓDICO, pero todavía se me aparece de vez en cuando la imagen de Lucía Caram, la religiosa dominica, cuando salió a escena, por decirlo así, para recoger la distinción. Ya se ha hablado de su absoluta dedicación a la protección estimulante de los desfavorecidos. Y me ha recordado otra religiosa, sor Genoveva, que conocí en la Barceloneta y entrevisté en TV-3. Hace tiempo de aquello que fue para mí un descubrimiento. Hay, pues, una continuidad de acción por parte de religiosas que practican la caridad, en el sentido más profundo de esta palabra: «Amor desinteresado que no busca el propio bien, sino que hace el bien y se da al otro».

Pero si la caridad, como práctica personal, es una virtud para los cristianos, cuando se crea una organización de ayuda a los que la necesitan y esta ayuda no es temporal sino permanente, me parece que se puede hablar de una «caridad social». Y volviendo a la persona, vi a Lucía Caram en la televisión y quedé admirado por su aplomo y por su energía. Y quizá sorprenderá que añada la palabra «naturalidad», pero es que yo vengo de un tiempo en el que se hablaba de un lenguaje y un tono de voz de capellán.

La dominica Lucía Caram se instaló en el escenario con una seguridad total ante una multitud de personas. Se movía como si la situación le fuera familiar. Si leyera lo que acabo de escribir, tal vez me diría: «No he hecho otra cosa que lo que hago cada día. Enfrentarse a situaciones difíciles y creer que saldré adelante».

No habló nunca como una estatua, inmóvil. Me gustó mucho que se moviera un poco, que se moviera hablando, que no necesitara ningún papel para decir lo que quería decir. La capacidad de contactar se tiene o no se tiene, y lo que se quiere decir es lo vivido o no es lo vivido. Catalana de origen argentino, me pareció que armonizaba sentimientos y eficacia.