La clave

La caja b federal del PP

La 'caja B' federal  del PP_MEDIA_1

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ENRIC HERNÀNDEZ

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La caja de los truenos que Luis Bárcenas destapó hace un año continúa deparando sorpresas. La justicia prosigue su tarea de zapa en busca del secreto mejor guardado por el PP durante décadas: el origen de esas copiosas fuentes de financiación que el partido proclama legales al tiempo que denuncia que sirvieron no solo para sufragar su actividad ordinaria, sino para llenar las cuentas suizas de su extesorero, hoy en prisión y más presto que nunca a cooperar con la justicia.

No merece Bárcenas mayor crédito ahora, cuando delata a sus antiguos conmilitones, que años atrás, cuando pregonaba su propia inocencia y la de aquellos, junto a la pulcritud de las finanzas del PP. Si mentía entonces para eludir la cárcel, bien podría hacerlo ahora para abandonarla. Aun así, los datos que ayer expuso al juez Pablo Ruz sobre las entrañas del PP brindan suculentos detalles acerca del modelo organizativo de los populares.

Resulta que, según el testimonio del imputado, el PP tenía cajas b (es decir, contabilidades opacas de dudosa procedencia) «en todas las provincias y regiones», e incluso en ciertos municipios de Madrid. Ítem más: los depositarios de este descentralizado fondo de reptiles eran los tesoreros populares en cada territorio, con la supervisión de los sucesivos secretarios generales del PP y el conocimiento de los presidentes. Sin especular sobre las contrapartidas que obtendrían los donantes, que según Bárcenas «se desvivían» por ayudar al partido,  la deposición judicial del extesorero sitúa bajo el foco de la sospecha a Francisco Álvarez-Cascos, Javier Arenas, Ángel Acebes, María Dolores de Cospedal, José María Aznar y Mariano Rajoy. Eso, por de pronto.

Corresponsabilidad fiscal

Choca que un partido tan proclive a recentralizar competencias autonómicas abrazara el federalismo cuando de procurarse fondos se trataba. Y que no aplicara a sus propias cuentas (opacas o no) la divisa que blande sobre la financiación autonómica: tributan las personas, no los territorios. Ojalá el PP hubiera cedido a territorios como Catalunya la corresponsabilidad fiscal que tenían sus tesoreros locales. Otro gallo nos cantara.