Peccata minuta

Justas por pecadores

Playa de Niza (4)

Playa de Niza (4) / periodico

JOAN OLLÉ

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En Marruecos, mis vecinos de veraneo no lucen burka ni 'hijab'; acostumbran a deambular en bermudas, camiseta del Barça, del Madrid o un polo Lacoste de 10 euros, y, cuando les viene en gana -especialmente los viernes, que es su domingo- se calzan una elegante y planchadísima chilaba. Muchas de ellas, en cambio, veranean en la escuela del calor, ya que están obligadas por la tradición, la interpretación estricta del Corán o la familia a cubrir su cuerpo de tal manera que, en la calle, únicamente resulten visibles el óvalo de la cara, las manos y unos mínimos milímetros de pantorrilla. Y uno piensa que las pobres deben asarse por dentro con sus anoraks acrílicos en plena canícula. Algunas, cuyo caminar denota vejez, también se cubren el rostro con el burka para ver sin ser vistas, como hacen nuestros motoristas o policías. Nosotros las llamamos cariñosamente ¡las papus'.

En la playa todavía es más doloroso observar cómo ellas se bañan vestidas hasta las uñas de los pies, acumulando sal y arena en sus capas de cebolla, mientras sus padres, maridos e hijos se acogen a la brevedad occidental de un 'meyba'. Pero también hemos visto a algún par de amigas chapoteando o jugando a romper olas, la una alfombrada y la otra en bikini. Y no pasa nada de nada, solo el tiempo y, con un poco de suerte, la brisa.

LA POLICÍA DE NIZA

No puedo imaginar que en Las Cuevas ni en la playa del Francés ni en la de Munir (poco amigo de arenas 'quemapies', cremas solares y tumbonas, a mi parecer más bellas y salvajes que el poco Caribe que conozco) la policía local me amonestase, multase ni obligase a quitarme ropa por tomar el sol, hacer castillos en la arena o el muerto vestido de frac, de teniente de húsares o de 'teletubbie'.

Por lo tanto, y en reciprocidad, me cuesta entender y me resulta repugnante que la policia de Niza, la nuestra, mucho más refajada que la reprendida dama obligase a aligerar la indumentaria a una bañista por ir a la playa como iban nuestras bisabuelas. ¿Acaso querían verle el culo y las tetas, los muy guarros? ¿Acaso temían que en su prieta cintura escondiese explosivos? A otras playeras musulmanas, sin 'burkini' pero con un pañuelo en sus cabezas, como nuestras monjitas, les han sido impuestas multas de 38 euros. Y el catalán Manuel Valls, atrincherado detrás del nudo de su corbata tricolor, bendiciendo la operación de los flics. ¿Feminismo o racismo? ¡Pobre Francia, pobre Europa!

Puestos a suponer que una buena defensa sea el mejor ataque, aunque paguen justas por pecadores, propongo multar preventivamente a todos los curas por pedófilos, a los políticos por corruptos y a los policías por violentos.